H.J.: No llevo seis meses de casado y todo se me ha desvanecido. Mi esposa, que parecía tan a gusto conmigo, ha perdido el deseo sexual. Ella no sabe explicarme qué le pasa. ¿Será que todo se acabó? ¿Acaso con el matrimonio ya cree que tiene todo lo que necesitaba?
El matrimonio puede implicar muchos cambios en la vida de ambos: lugar donde vivir, responsabilidades, rutinas… Para muchos implica una crisis y esto repercute en la calidad del vínculo. Sin embargo, gracias a las dificultades, las parejas se plantean cambios y se enlazan más.
Antes de afirmar una respuesta, intenta conversar con ella, probar soluciones y relanzar el deseo hacia algo diferente. Habría que identificar qué más ha cambiado con el matrimonio.
El deseo se articula a placeres previos que se quieren repetir. Acontecen cuando aparecen las condiciones de amor y satisfacción que cada uno tiene. Se precisa de cierta posibilidad de elección, sin ser atiborrados de la demanda de tener sexo de un modo fijo u horario obligatorio.
Cuando se experimenta que algo que gusta falta, puede desearse. En muchas ocasiones, uno de los miembros presenta el síntoma, pero responde a cambios en la relación. Quizá ahora no hay el mismo tiempo para el romance, tal vez se dejó de hacer algo que gustaba, pudiera un problema de antes ahora afectar más.
Por otra parte, ayuda advertir que la pérdida de deseo puede tener muchas causas. A veces es síntoma de una enfermedad orgánica; otras forma parte de una depresión y en muchos casos se debe a algo que sucede ante la relación. En situaciones como esta se precisa consultar al médico de familia, que inicie un proceso diagnóstico y decida si tu compañera debe ser derivada a otro especialista que la atienda.