P.O.: Estuve conviviendo con el padre de mi hija durante 13 años. Llevamos dos meses separados y he conocido a un hombre mayor que yo con el que me siento espectacularmente bien. El problema es que no he tenido ni un orgasmo. Jamás tuve uno vaginal, pero con el padre de mi hija disfrutaba muchísimo sus caricias en el clítoris. A veces he pensado decirle todo esto a mi pareja actual, pero me da mucha vergüenza. Él tampoco me ha preguntado nada al respecto. No sé cómo tratar el tema, no sé qué hacer. Tengo 28 años de edad.
Tienen muy poco tiempo de relación. Son muchas las oportunidades para ir construyendo un vínculo erótico placentero. Poco a poco, podrás ir comentando fantasías y preferencias por una u otra caricia, hasta que conformen sus prácticas cotidianas. Hay muchas maneras de hacerle saber a la otra persona lo que nos conmueve: unas veces se comenta, otras se sugiere con gestos y en ocasiones se toma la iniciativa. Luego, podrás determinar la posición de él respecto a tus vivencias.
Ciertamente se puede experimentar el orgasmo a través de juegos que acaricien el clítoris o de una penetración que lo estimule desde adentro. Para muchas mujeres funciona con ambas estimulaciones a la vez. El clítoris es una estructura con terminales nerviosas que van desde el interior de la vagina hasta su zona visible en los genitales externos. Su única función es transformar la motivación erótica recibida por cualquier vía (visual, auditiva, táctil, onírica) en placer sexual. No siempre se necesita una caricia directa para el disfrute intenso. Cada mujer tiene su manera singular de encontrar su camino al orgasmo, que puede encontrarse en cualquier lugar de su complejo mapa erótico.