Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Y.A.: Soy un joven con orientación bisexual y hace año y medio fui diagnosticado con VIH. Después de mucho sufrimiento acepté la enfermedad. El problema es que no sé quién soy o lo que me gusta en realidad. Hace más de dos meses tengo una relación estable con una mujer algo mayor que yo, la quiero y me gusta pero no he tenido relaciones sexuales con ella. ¿Por qué me podría estar pasando eso? No sé si es porque realmente mi preferencia son los hombres o es porque mi mente no me permite estar con ella sin haberle comentado mi enfermedad. Bajo ningún concepto quiero que corra el mismo destino que yo. Un amigo opina que estoy reprimido y necesito acabar de salir del closet para vivir a plenitud. Aunque me inclino más por mi sexo homólogo y no tengo miedo al prejuicio social, en estos momentos estoy sin saber qué hacer.

Tal vez el problema no radique en tener o no relaciones sexuales con una mujer o un hombre, sino en el tipo de vínculo que usted quiere establecer con otro ser humano. Me parece bien que no se precipite hasta saber qué desea.

Dice inclinarse más por personas de su propio sexo, pero no menciona ningún hombre que compita con esta mujer a quien dice querer. ¿Qué lo lleva a ella? No han tenido relaciones sexuales, pero ¿la ha deseado? Está bien que no la ponga en riesgo, pero ¿qué le impide atreverse a hablar del VIH con ella? Si no tiene miedo al prejuicio social, ¿qué lo desanima a apostar por lo que dice preferir?

Analizar estas contradicciones lo ayudará a elegir.  No olvide orientarse por sus vivencias. Consulte a un profesional que lo ayude en este proceso de redefinición de su vida y su ser.