S. A.: Después de un año me doy cuenta de que mi relación no tiene futuro. Me siento estéril de sentimientos; solo queda un gran cariño y los recuerdos de las cosas lindas. Pierdo hasta el deseo sexual. Si estoy sin pareja busco a alguien que me haga sentir, vibrar, pero siempre acaba. Me ha pasado tanto que he llegado a pensar en la existencia de algún problema, pero desecho esa idea justificándome con que mi princesa azul no ha llegado. Tengo 26 años y temo unirme con alguien solamente para no pasar la vejez solo o dejar descendencia. En unas pocas líneas no creo que esté implícita la raíz del mal, si es que existe alguno.
Quizá el futuro dependa de introducir determinados cambios. Es recomendable no terminar la relación hasta que tengas más claro qué te sucede. Sería útil precisar desde cuándo te estás sintiendo así e intentar darte cuenta de lo que ha estado sucediendo en los últimos tiempos.
Por lo que cuentas infiero que para ti el problema no es tanto tu esterilidad de sentimientos hacia ella como su repetición con todas después de un tiempo. De ser así, me parece bien identificar qué te sucede. No dudes en acudir a un profesional. Es importante porque dichas repeticiones denotan dificultades personales activadas en esta situación, aunque pudieran mostrarse en otras también.
Para algunos se torna insoportable mantener una relación cuando aparecen conflictos y baja la intensidad de los primeros tiempos. Este tránsito hacia una mayor intimidad y estabilidad asociada también a la aceptación de determinados defectos o insatisfacciones suele resultarles difícil. En ese momento, los príncipes y princesas dejan de verse tan azules. Se tornan policromáticos y cada quien debe crear su propio modo de disfrutar de los colores y encontrar su espacio para pintar aquel cuadro donde el deseo exista.