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Tantra, el camino al cuerpo (II y final)

El sexo tántrico estimula a que las personas conozcan sus cuerpos y estén en sintonía con él. Cuando dominas tu deseo, y no al revés, puedes potenciarlo de manera más exquisita

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

El tantra es la ciencia

de transformar a amantes

comunes en almas gemelas.

Osho

El sexo tántrico estimula a que las personas conozcan sus cuerpos y estén en sintonía con él. Cuando dominas tu deseo, y no al revés, puedes potenciarlo de manera más exquisita. Olga Tallone, una maestra argentina del tema, quien nos visitó hace algunos años, explicaba que es como comer tu comida habitual, pero con más refinamiento en los cubiertos.

Entre sus consejos para adentrarse en este camino estaba el amor hacia tu propio ser, que no es la simple masturbación de desahogo, sino un paseo calmado y consciente por las sensaciones de cada zona erógena en tu cuerpo, en lo cual ayuda el control de la respiración para traerte al presente.

De esa manera puedes romper bloqueos emocionales asociados al contacto físico y descubrir la verdadera naturaleza de tu placer en toda su diversidad. Es un permiso a la curiosidad de (re)conocerte en tu piel, para luego acariciarte en piel ajena, sin rutinas limitantes ni protocolos imitados de otras parejas o del porno: solo seguir lo que el momento pida y entregarte en cuerpo y alma a todas las emociones.

Para el tantra, no hay intimidad con otros si no la aprendes a tener con tu propia energía corporizada. Si no te apetece la autoexploración, puede ser en la entrega a otro ser, pero sin olvidar el tuyo, que no es un mero despachador u observador del placer ajeno. No te anules ni seas egoísta.

Así aprendas con personas adiestradas o experimentes por tu cuenta, de manera intuitiva, el tantra impone requisitos para trascender el sexo habitual. El primero es la entrega respetuosa a todo lo que ocurra: al ambiente y al proceso propio y ajeno. Si te frustras y no avanzas como dicen los libros, es que no estás sintiendo, sino tratando de actuar.

Tómate tiempo, crea condiciones y piensa antes cómo estimular cada sentido, porque no hay sexo virtuoso si oyes música inapropiada o un ruido exterior no natural, o si acabas de consumir alimentos muy pesados o cargados de químicos, y mucho menos si la atmósfera es sofocante y no circula el aire en tu entorno.

Se recomienda elegir una temperatura propicia para ambos, y de usar ventiladores, no ponerlos directos hacia los cuerpos, sino hacia las paredes. Si hace demasiado frío, demasiado calor o demasiado aire, será difícil que el cuerpo «piense» en otro placer que no sea terminar pronto para su comodidad.

Lo mismo pasa con las superficies: ni muy duras ni muy blandas, para cuidar las articulaciones, y puedes tener cojines de diversos tamaños a tu alcance para disfrutar las posturas que elijas sin sufrir calambres o dolor.

No son adecuados los perfumes excesivos (es mejor no usar ninguno en las horas anteriores) ni los estímulos visuales como pantallas, cámaras, espejos, exceso de fotos o cuadros). La mente necesita ir hacia dentro, sobre todo cuando empiezas a recorrer esta experiencia, y el mundo moderno se encuentra cargado de distracciones.

El tacto es un sentido muy presente, pero es preciso entrenarlo para que perciba y comunique sensaciones a niveles más elevados y sintonice con las necesidades de la pareja. En ese paso ayudan los masajes lentos, el baile cercano, las caricias al ritmo de la respiración, y si usas objetos para recorrer la piel, que sean suaves, como plumas, pompones, pañuelos sedosos. 

Otro elemento importante a recordar es que la meta es disfrutar el camino. Los orgasmos serán más, y de variada intensidad, pero no son el fin del proceso, en la doble acepción de esa palabra.

Para entender la diferencia es recomendable leer sobre el tema, desmontar expectativas y valorar mejor el peso de la experiencia emocional y espiritual de ese intercambio. También debes abrirte a la novedad, comprometerte a sentir cada paso y no precipitarte hacia un resultado ni innovar a cada momento según lo que recuerdas de una película, o estarás teniendo un sexo que pudiera ser bueno, pero no es tántrico.

Prepara tu mente y tu cuerpo para el momento. No puedes salir de la cocina o la oficina, encerrarte con la pareja y esperar que la magia suceda. Necesitan relajarse antes con un poco de charla liviana, música adecuada (mejor instrumental, para que la mente no busque paralelos en las letras de canciones), estiramientos del cuerpo, disfrutar respirando a conciencia de forma sincronizada, escuchar el corazón del otro y acompasar los ritmos, en un juego con complicidad.

Las claves son conciencia plena (que además es una forma de meditación) y comunicación, sobre todo gestual, intuitiva, de miradas, sin dar órdenes ni ceñirte a un guion.

Hay técnicas del yoga que potencian habilidades para desarrollar con tu pareja la conexión espiritual y el placer erótico. Si nos escribes al 52164148 te compartiremos materiales sobre sexo tántrico y contactos para conocer más de meditación y respiración yóguica, muy útil para tu vida en general.   

 

 

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