D. P.: Cada vez que debo decidir en mi vida, voy al sicólogo. Para algunos es reflejo de inseguridad, pero a mí me gusta pensar lo que hago más de una vez y los sicólogos me han ayudado. Ahora estoy valorando iniciar una relación, pero no me parece que vaya a ser sencillo mantenerme bien ahí. Por eso quiero consultarle. ¿Qué cree?
Tu experiencia previa ratifica el mecanismo de valorar alternativas hasta comprender qué prefieres. En verdad, consultar con profesionales puede permitirte advertir cuál es tu posición y los afectos ante eso que no parece sencillo. Decidir implica cierto compromiso y la asunción de consecuencias que no siempre son deseables. Y vale hacerlo desde nuestros gustos, proyectos, estilo personal.
La sicología clínica y de la salud tiene múltiples funciones. Una de ella es la orientación a quienes deben tomar decisiones y se sienten conflictuados al respecto. Muchas personas que acuden a esos servicios no sufren ningún trastorno mental. Las situaciones conflictivas o alarmantes a la hora de tomar decisiones pueden sufrirlas personas mentalmente sanas y otras que experimentan dificultades subjetivas, estén o no bajo tratamiento.
Por otra parte, es pertinente advertir que esos profesionales no son los encargados de elegir por ti. Al final la decisión y sus consecuencias siempre son de quien las vive. A esto se suma el hecho de que una decisión no termina de asumirse hasta que se está implementando. Ya en ese momento puedes saber si es eso lo que esperabas, si quieres mantenerte o concluir la elección mantenida.
Con los noviazgos también se vive un proceso de toma de decisiones que van armando, o no, el proyecto. Luego del primer paso se puede seguir andando juntos o parar en el momento oportuno.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología Clínica