La práctica frecuente del yoga tonifica los órganos internos sin efectos secundarios, calma el sistema nervioso central, alivia el estrés, alienta una relajación profunda e incrementa el flujo de sangre hacia la zona pélvica
La pose de yoga que más evitas es la que más necesitas.
Danzavima
La menstruación, e incluso los días previos, suelen ser etapas dolorosas para muchas mujeres, especialmente adolescentes y jóvenes. Como este es un proceso natural y cíclico, es recomendable acudir a soluciones naturales que liberen endorfinas que ayuden a lidiar con esos malestares.
El yoga es una de esas vías que durante milenios ha demostrado ser muy útil para probarle a tu cuerpo que estás al tanto de sus necesidades. Su práctica frecuente tonifica los órganos internos sin efectos secundarios, calma el sistema nervioso central, alivia el estrés, alienta una relajación profunda e incrementa el flujo de sangre hacia la zona pélvica.
No necesitas hacerlo hasta el nivel de perfección: solo crea un ambiente adecuado, llega hasta donde la tensión te resulte cómoda y respira suave y profundamente mientras armas, mantienes y desarmas cada ásana o postura.
Todas pueden hacerse antes, durante y después de la regla. Solo cuida que sea alejado de las comidas; mejor en la mañana o al caer la tarde. Con la práctica sistemática se hace más fácil, y verás en poco tiempo cuánto ayudan a mejorar tu sexualidad en otras dimensiones, como el erotismo y la fecundidad.
Muy conveniente para automasaje interno y para relajar el cuerpo. Los brazos pueden ir también al costado y puedes colocar un cojín bajo los glúteos para ayudarte.
Puedes mantener las plantas de los pies sobre el suelo o subir en punta. Como es tan efectiva, puedes usar cojines bajo la espalda y los glúteos para mantenerla más tiempo.
Esta es una suave torsión que comprime el abdomen. Se hace en dos partes: primero acomoda el pie junto a la ingle y luego lleva el torso hacia la pierna estirada, sujetando con las manos el pie o la pierna. Luego alterna las piernas. Si no bajas mucho al inicio no importa, pero siente cómo tu espalda estira y tu vientre se comprime.
Al unir los pies, acércalos a tu cuerpo todo lo que puedas y deja caer las rodillas a los lados. Puedes colocar cojines debajo de ellas y de tu espalda baja.
Puedes hacerlo primero con una rodilla, luego la otra y luego ambas. La cabeza puede ir al pecho o mantenerse en el suelo si sientes que la tensión en el cuello es molesta para ti.