Aunque en materia de amor y sueño cada quien tiene sus «vicios», lo importante sigue siendo el punto medio que logre conciliar una pareja, pues cada quien defenderá sus caprichos respecto a los modos de dormir
Cuando te duermes en mi cama, siento que todo me da igual.
Carlos Varela
Se aman locamente, pero no pueden pasar una noche juntos. Puede que se abracen un rato, pero una vez que deciden dormir cada quien se voltea y se pega a su extremo de la cama. De lo contrario, sienten «que se estorban» y no logran conciliar el sueño.
Otra pareja ha discutido esta noche. Su relación se está apagando y no quieren saberse cerca. Pero llega la hora del sueño y se olvidan del orgullo y la razón que indican que no se hablen. Necesitan acurrucarse para poder dormir.
Y es que en materia de amor y sueño cada quien tiene sus «vicios». Algunas manías son nacidas de prácticas infantiles y ya luego no pueden despegarse. Otras se justifican con el frío o el calor, y se someten al vaivén de las temperaturas sin dejarse arrastrar por otros estilos. Incluso hay quien no soporta la idea de pasar una noche en solitario porque depende de su «postura ideal».
Lo importante sigue siendo el punto medio que logre conciliar una pareja, pues cada quien defenderá sus caprichos respecto a los modos de dormir. Pero… ¿cuánto quiere decir sobre nuestra relación sentimental el modo de acomodarnos durante el sueño?
Según varios psicólogos, como el maestro en cognición y lenguaje João Oliveira, de Portugal, la posición de dormir de una pareja puede comunicar bastante sobre el momento que vive la relación. Lo preciso es observar la postura al despertar, coinciden especialistas en lenguaje corporal como el brasileño Paulo Sergio de Camargo, pues aquellas elegidas a la hora de dormir generalmente varían luego de la siesta.
La forma en que duermes con tu pareja sirve para ver los momentos románticos, afectuosos y apasionados. A la hora de dormir sabemos dónde está el amor, considera la sexóloga estadounidense Silvina Belmonte. Otros coinciden en que se puede ser feliz sin compatibilidad a la hora de conciliar el sueño, o viceversa, que encontrarlo juntos es una terapia para parejas problemáticas.
Un estudio realizado recientemente por la europea Universidad de Hertfordshire y publicado en el sitio británico Dayly Mail pidió a más de mil personas que describieran su posición preferida para pasar la noche, y luego sus personalidades y relaciones fueron evaluadas.
Esa investigación arrojó que las posiciones más populares se distribuyen entre un 42 por ciento que prefiere hacerlo espalda con espalda, un 31 por ciento que descansa mirando en la misma dirección, y solo un cuatro por ciento que pasa la noche «enfrentados» uno con el otro. Un 12 por ciento duerme a pocos centímetros de distancia, y un dos por ciento deja un espacio de más de 70 centímetros entre los dos.
Aunque se llegó a la conclusión de que el 94 por ciento de las parejas que duermen en contacto son felices en su relación —en comparación al 68 por ciento que lo son, pero no se tocan durante la noche—, algunas consideraciones sobre el tema serían importantes para evaluar nuestro vínculo.
—De espaldas y tocándose: Personas dinámicas, con vidas independientes y buena relación. Preservan el espacio individual sin perder contacto, confianza y necesidad.
—De espaldas y separados: Necesidad de separación y libertad. Manos cerradas y cuerpo tenso significa que la pareja no desea comunicarse. Cuerpo suelto denota relajamiento y podría indicar respeto al espacio del otro y confianza.
—De frente hacia el otro, sin tocarse: Quieren intimidad y necesitan observarse, pero saben respetar su espacio y tienden a sentir menos celos. Vencen la rutina y son dos grandes amigos con vida sexual bastante activa.
—Entrelazados: Deseo y pasión muy fuerte. Común en el inicio de la relación. Acostumbra a ocurrir cuando se quedan dormidos después de la relación sexual. Los brazos abiertos son señal de proximidad, y el entrelazamiento de las piernas revela deseo. Es posible que sufran de celos.
—De «cucharita»: La persona que abraza tiende a guiar y proteger al otro en la relación; la pareja se siente segura y cómoda a su lado. Puede reflejar armonía perfecta. Pero también sugiere cierta inseguridad y un intento de acaparar al otro en una relación que no va bien.
—Abrazados: Compromiso, amor y cariño. La pareja se encuentra en un momento excelente, y la vida sexual tiende a ser perfecta. Quien busca abrigo demuestra profundo afecto por la pareja y el que abraza desea proteger. La cabeza sobre uno indica que se sienten seguros con su pareja, quien probablemente domine la relación.
—Una persona espaciosa y otra reducida: No es una buena posición. Quien se adueña de la cama no demuestra afecto por su cónyuge, sino que busca espacio como autoafirmación. Quien ocupa menos espacio se siente inseguro y con baja autoestima; si se mantiene en posición fetal y mirando a su pareja, aún cree en el éxito del vínculo.
—Cada uno en su espacio, con los pies entrelazados: Se aman, pero necesitan atención. Mezcla de pasión y diferencias. Pueden vivir un momento de ansiedad o cambio de rutina. El contacto con los pies denota compromiso y complicidad, pues esta es el área más inconsciente de su movimiento: una verdadera declaración de amor subliminal.
—Cada uno en su espacio, pero uno tocando al otro: Relación espontánea. Respeto al espacio del otro. Pueden tener amigos y actividades separadas, pero hay confianza. La mano extendida revela la intención de proteger y tomar en cuenta a la pareja, pero sin exagerar.
—De espaldas, pero uno tocando al otro: La separación muestra que la pareja desea libertad, pero el roce revela que se quieren cerca. Quien propicia el contacto está más carente y se preocupa por el rumbo de la relación. Quien se deja tocar está en buen momento profesional, con autoestima elevada, mientras el otro busca apoyo y cariño.