La empresa de desarrollo de software Avangenio convoca al Hackathon Avancode Challenge 2025, una competencia que fomenta nuevas formas de conectar, cocrear y aprender
En Avangenio creen firmemente en la colaboración y el intercambio, por eso esta empresa de desarrollo de software ha convocado, desde este 27 de octubre, al Hackathon Avancode Challenge 2025, un maratón de innovación que invita a los desarrolladores cubanos a pensar, programar y crear juntos, con el propósito de aportar soluciones reales a los desafíos del país y fortalecer la cultura del software libre.
La iniciativa tiene algo de simbólico y mucho de estratégico. El año anterior, Avangenio organizó este mismo hackathon puertas adentro. Aquella experiencia dejó lecciones valiosas y una certeza: la innovación florece cuando se comparte. Por eso, este año decidieron abrir las puertas, convocar a programadores de todo el país y crear un entorno donde la colaboración sea el motor principal, según explicó Yaneisi Arrechea Céspedes, directora de Tecnología en la empresa.
Un «hackathon» no es una competencia cualquiera. En poco tiempo, los equipos deben concebir, diseñar y desarrollar un producto tecnológico que responda a una necesidad concreta. Pero más allá del resultado final, lo que realmente importa es el proceso: la conexión entre mentes creativas, el intercambio de saberes, la posibilidad de construir relaciones que trasciendan el evento y se conviertan en alianzas duraderas.
«Queremos fomentar un espacio donde la colaboración haga que más allá del proyecto terminado, se construyan relaciones que puedan trascender», explicó Arrechea Céspedes. En su visión, el Hackathon Avancode no es una vitrina de talentos, sino una plataforma para conectar, cocrear y aprender. Durante los dos días presenciales del evento, los participantes compartirán experiencias con expertos y mentores, asistirán a conferencias y mostrarán sus proyectos ante un jurado que combina especialistas de Avangenio, profesores universitarios y expertos invitados.
Para llegar a ese momento, desde este lunes 27 de octubre abrió la convocatoria al concurso. El proceso de participación comienza a través del sitio web avancode.yareytech.com, en el que los interesados pueden inscribirse, formar equipos y seleccionar los temas sobre los que desean trabajar.
La plataforma, desarrollada por la propia empresa, integra herramientas de inteligencia artificial capaces de generar automáticamente el logotipo de cada equipo. Es un detalle pequeño, pero revela el espíritu innovador del evento y el interés por ofrecer una experiencia moderna, ágil y accesible.
El período de inscripción se extiende hasta el 5 de noviembre, y a partir del décimo día en el onceno mes del año, los equipos dispondrán de casi un mes para desarrollar sus propuestas, que deberán ser enviadas el 4 de diciembre. Los días 5 y 6 de diciembre serán el cierre presencial en la sede de Avangenio, donde se presentarán los proyectos y se intercambiarán experiencias. Los ganadores serán dados a conocer el 15 de diciembre y recibirán premios en artículos tecnológicos, distribuidos entre tres equipos.
Más allá del incentivo material, los organizadores insisten en que el verdadero premio es la posibilidad de crear algo útil, visible y compartido.
Las propuestas pueden adoptar distintas formas: una aplicación nueva, un módulo para una herramienta existente o una contribución directa a la comunidad de software libre. Esa última opción refleja una filosofía clara: el conocimiento tecnológico debe circular, no encerrarse en los límites de una empresa, como comentó Hilda Genis Carcasés, analista funcional de la oficina de Tecnología en Avangenio.
La empresa busca impulsar un ecosistema colaborativo donde la innovación tenga rostro cubano, acotó. En un contexto donde las limitaciones tecnológicas, las licencias de software y el acceso a recursos suelen ser obstáculos, el desarrollo open source ofrece una vía soberana para crecer. «Apostamos por el desarrollo de software libre porque eso nos da soluciones endógenas, creadas desde aquí, con nuestro talento», afirmó Genis Carcasés.
Los temas propuestos para el hackathon cubren un amplio espectro, desde la inteligencia artificial y la ciberseguridad hasta la optimización del desarrollo de software y la mejora de librerías de código abierto. No hay límites estrictos: los participantes pueden proponer sus propias ideas, siempre que sean técnicamente viables y ofrezcan un impacto tangible. Esa flexibilidad permite que los desarrolladores trabajen en lo que realmente les apasiona y encuentren soluciones adaptadas a las necesidades concretas del país.
Durante la presentación del evento, los organizadores destacaron la importancia del diseño, la documentación y la propiedad intelectual, elementos que suelen pasarse por alto en proyectos de desarrollo rápido. Todo participante debe aceptar los términos y condiciones del concurso, que garantizan tanto la transparencia del proceso como la protección de los derechos de autor. A su vez, el hackathon promueve una visión de la propiedad intelectual basada en la colaboración: quien crea, comparte; quien usa, mejora; y quien mejora, devuelve algo a la comunidad.
La estructura del concurso también apuesta por la diversidad. Los equipos pueden estar formados por una sola persona o hasta cinco, y no existen restricciones institucionales: un desarrollador de una empresa estatal puede trabajar junto a un no estatal o un estudiante universitario. Esa mezcla de perfiles augura una riqueza de perspectivas para soluciones más creativas. «Queremos conectar a profesionales más allá del ámbito en que normalmente trabajan», abundó Arrechea Céspedes.
La idea no es nueva en el mundo, pero sí en Cuba. En países como Canadá o Alemania, los hackathones surgieron hace décadas como espacios de colaboración entre empresas, universidades y comunidades de desarrolladores. En la Isla, sin embargo, no existen antecedentes de un hackathon abierto de esta magnitud. Los pocos que se han realizado han sido cerrados, centrados en resolver problemas internos de una entidad. Por eso, Avancode Challenge 2025 representa un paso importante hacia la apertura de un modelo de innovación más participativo.
El evento también busca fortalecer los vínculos entre el sector empresarial y el académico. Entre los jueces habrá profesores de diferentes universidades, además de especialistas de Avangenio con amplia trayectoria. Esta alianza universidad-empresa apunta a reducir la brecha entre la teoría y la práctica, y a ofrecer a los jóvenes desarrolladores un espacio donde sus ideas puedan traducirse en productos reales.
¿Y qué sucederá con los proyectos ganadores? Se usarán, aseguraron los organizadores. Los proyectos con un nivel de terminación adecuado serán integrados o compartidos en repositorios internacionales como GitHub, donde el código cubano podrá verse, utilizarse y mejorarse en cualquier parte del mundo. La visibilidad, en este caso, es también una forma de reconocimiento.
El hackathon, aunque competitivo, busca crear, sobre todo, sinergias. Cada equipo representa una posibilidad de encuentro entre ideas y personas. En un país que promueve la transformación digital y la soberanía tecnológica, estos espacios tienen un valor que va más allá de la programación: son laboratorios de cooperación. Los organizadores lo saben y por eso insisten en que el evento no se limite a algo puntual, sino que se convierta en una comunidad viva de intercambio y aprendizaje continuo.
En el fondo, lo que Avangenio propone es una apuesta por el talento local y por una cultura de innovación abierta. No se trata solo de desarrollar software, sino de construir confianza, de demostrar que la inteligencia colectiva puede generar soluciones útiles y sostenibles. En tiempos donde la tecnología marca el ritmo del progreso, la colaboración se vuelve el lenguaje común para avanzar.