Inteligencia artificial generativa, computación cuántica, superordenadores, la robótica y la digitalización del mundo físico convergen como nunca antes, por lo que este podría ser un año de numerosos avances en estas disciplinas
El mundo está entrando en una etapa de transformación sin precedentes, marcada por la convergencia de avances tecnológicos como la inteligencia artificial (IA) generativa, la computación cuántica, los superordenadores, la robótica y la digitalización del mundo físico. Hasta ahora, estos desarrollos habían evolucionado de manera aislada, cada uno siguiendo su propia hoja de ruta. Sin embargo, según Stephen Ibaraki, fundador de AI For Good, «en los próximos cinco años vamos a ver la convergencia de todas las tecnologías en escalada».
La inteligencia artificial, que en su momento fue el foco principal, ahora se convierte en un componente esencial dentro de un ecosistema más amplio. Rev Lebaredian, vicepresidente de Omniverso y Tecnología de Simulación de Nvidia, considera que los robots humanoides serán el próximo gran avance de la humanidad, gracias a la IA basada en grandes modelos de lenguaje, que aporta una inteligencia sin precedentes a las máquinas.
Todavía algunos especialistas apuntan al metaverso como la manifestación tangible de esta unión de tecnologías. Definen este espacio digital como un entorno que combina lo virtual y lo físico, interconectado con dispositivos inteligentes y con una economía y sociedad propias. El metaverso promete redefinir las relaciones humanas y la forma en que interactuamos con el mundo. Sin embargo, es una promesa a la que le falta maduración.
La ciberseguridad emerge como una de las principales preocupaciones en esta nueva era. Más del 25 por ciento de los delitos se cometen en la red, según datos recientes, y se espera que esta cifra siga en aumento. Nataly Kremer, directora de producto de la empresa Check Point Software, anticipa un incremento exponencial en la sofisticación de los ciberataques, impulsados por la inteligencia artificial.
El auge del Internet de las Cosas (IoT), con una proyección de 32 000 millones de dispositivos para 2025, ampliará significativamente la superficie de ataque. La IA juega un papel ambiguo en este campo: mientras que facilita ataques más precisos y eficaces, también fortalece las defensas al priorizar riesgos y detectar patrones anómalos con mayor rapidez.
El desarrollo de la conectividad también avanza a pasos agigantados. Fredrik Jejdling, vicepresidente de Ericsson, destaca que la transición hacia las redes 5G está en marcha, aunque aún solo ha alcanzado el 30 por ciento de adopción global, fuera de China. Pero la mirada está puesta en el 6G, que permitirá integrar completamente el mundo físico y el digital, sentando las bases del metaverso.
Las capacidades de 6G prometen una representación digital programable del mundo físico, al posibilitar experiencias inmersivas como la realidad aumentada y los gemelos digitales, que actualizarán su representación en tiempo real mediante sensores integrados.
El mundo ciberfísico está redefiniendo las fronteras entre lo físico y lo virtual. Las gafas de realidad aumentada, como las de Meta, representan un paso crucial hacia una integración más natural de estas tecnologías en la vida cotidiana. Además, la inteligencia artificial aspira a convertirse en un asistente omnipresente, capaz de analizar información compleja, dialogar como un humano y ejecutar acciones en nombre del usuario.
Sam Altman, líder de OpenAI, visualiza la IA como «un colega supercompetente», capaz de manejar todos los aspectos de la vida digital de una persona. Aunque el despegue masivo de esta tecnología aún no ha ocurrido, las expectativas para los próximos años son altas.
El corazón de esta revolución tecnológica son los chips semiconductores. La demanda por su uso en IA ha generado una competencia feroz entre países y corporaciones para lograr la soberanía tecnológica. Empresas como TSMC e Intel están construyendo plantas gigantescas con inversiones millonarias para liderar este mercado.
Mientras tanto, los drones se consolidan como herramientas fundamentales en ámbitos como la vigilancia, el rescate y la entrega de suministros. Sin embargo, también plantean preocupaciones sobre la privacidad, al aumentar la sensación de estar constantemente vigilados desde el cielo.
En el ámbito de la información, las herramientas generativas de IA han permitido la creación de videos y deepfakes con una facilidad alarmante, al aumentar los riesgos de desinformación y propaganda. Michal Pechoucek, de Gen Digital, alerta que este fenómeno está erosionando la confianza social, reemplazándola por confusión y miedo.
La convergencia tecnológica marca el inicio de una nueva era en la que los avances científicos y tecnológicos redefinirán cada aspecto de la sociedad. Desde la ciberseguridad hasta la conectividad, pasando por la inteligencia artificial y las realidades digitales, el futuro promete oportunidades sin precedentes, pero también plantea retos significativos que demandarán un equilibrio entre el progreso y la ética.
