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Dime con quién andas…

El match por la corona mundial de ajedrez, concluido hace dos semanas, fue también un singular duelo entre hombres y máquinas, donde el Gran Maestro indio Vishwanathan Anand superó al retador Veselin Topalov y se mantuvo como el rey de los tableros

 

Autor:

Luis López Viera

Hace dos semanas terminó en Sofía, Bulgaria, el duelo por la corona mundial de ajedrez, donde el Gran Maestro indio Vishwanathan Anand superó al retador Veselin Topalov y se mantuvo como el rey de los tableros.

Pero el match fue también un singular duelo entre hombres y máquinas, pues Topalov se armó hasta los dientes con potentes computadoras y Anand estuvo aconsejado por tres de los mejores ajedrecistas de todos los tiempos: Garry Kasparov, Vladimir Kramnik y Magnus Carlsen.

Topalov dispuso de un «cluster» con la versión más reciente de Rybka, «monstruo» informático creado por los estadounidenses Vasij Rajlich y Larry Kaufman, que ha ganado tres veces el Campeonato Mundial para Ordenadores desde el año 2007. Además, el búlgaro tuvo acceso a Blue Gene/P,  que tiene 8192 procesadores y puede realizar 500 teraFLOPS (un millón de millones de operaciones de coma flotante por segundo).

Blue Gene es una supercomputadora desarrollada por IBM, que en 2005 se convirtió en la más rápida del mundo. Se dedica principalmente al almacenamiento y transmisión de datos entre diversos sistemas informáticos.

Con Blue Gene, Estados Unidos recuperó la hegemonía entre las máquinas más potentes del mundo, arrebatándole el título a Japón, que lo tenía desde 2002 con el Earth Simulator.

La máquina se instaló el 9 de septiembre de 2008 en Sofía. Desde allí es operada por la Academia Búlgara de Ciencias y la Universidad de Sofía.

Para poder utilizarla, Topalov tuvo la anuencia del gobierno búlgaro, aunque necesitó la ayuda de un grupo de expertos informáticos.

En cambio, Aannd optó por Hiarcs, que ha estado entre los mejores programas de ajedrez del mundo durante casi 20 años. Sus fabricantes lo promocionan como «un estilo de juego de tipo humano, con la capacidad de dar con lo inesperado».

«Los programadores de Hiarcs, Harvey Williamson y Mark Uniacke, se pusieron en contacto con nosotros. Harvey tenía acceso a un ordenador muy potente y me lo prestó durante todo el duelo. Fue una gran ayuda. Al menos podíamos comprobar algunas cuestiones críticas con una máquina potente durante unas horas. Eso mejoró la situación considerablemente», confesó Anand en una entrevista publicada esta semana por la web Chessbase.

Así, como complemento, el indio optó por fomar un «cluster» humano, donde se incluyeron las «computadoras» cerebrales de Kasparov, Kramnik y Carlsen. De ellos, solo el último no tiene experiencia en duelos contra rivales electrónicos.

Sin embargo, Carlsen pertenece a una generación de jóvenes talentos que ha tocado el cielo gracias a las computadoras y puede jugar a su imagen y semejanza. Muy pronto lo veremos seguramente enfrentándose a camisa quitada con algún programa informático.

«Yo diría que los ordenadores son muy útiles, especialmente si el hardware es potente, pero si trabajar con ellos significa que dejas de correr riesgos, entonces te va a matar. En cambio, si te anima a correr los riesgos apropiados, entonces te servirá de gran ayuda. Creo que es difícil manejarlo bien. Los ordenadores son poderosos, pero igual no te cuentan exactamente lo que quieres saber», explicó Anand.

«Sin dudas, trabajar con personas es algo fantástico, porque las cosas que te dicen pueden realizarse tal cual. Durante los últimos días del duelo frente a Topalov, Vlady me dio algunas sugerencias, siempre con explicaciones de por qué debería hacer esto o aquello.

«También Garry contaba alguna historia sobre tu oponente y esto, en un momento crítico, a veces sirve para elegir entre un movimiento u otro que puede ser decisivo. Por lo tanto, la ayuda de una persona es algo muy diferente», se explayó el campeón mundial.

Por cierto, Anand tuvo otro ayudante importante en el match. Su nombre es Skype y muchos ya lo conocen.

Se trata de un programa para audio y video por internet. Fue así como tuvo la mayoría de sus contactos con Kasparov.

El desafío de las máquinas

De Kasparov se ha escrito ya casi todo y nadie pone en duda su sitio en el Olimpo del ajedrez. Quizá la única mancha en el expediente ajedrecístico del «ogro de Bakú» fue precisamente su derrota frente a la computadora de IBM Deep Blue, hace 13 años en New York.

Sin embargo, fue el propio Kasparov quien propuso desarrollar un programa para administrar y almacenar partidas con la ayuda de un ordenador, abriendo un terreno inédito en 1985. Entonces la compañía Chessbase acogió el proyecto y creó un auténtico programa de ajedrez llamado Fritz.

En mayo de 1994 se disputó un torneo relámpago en Munich, Alemania, donde Fritz tuvo un debut sensacional y puso en jaque al mismísimo Kasparov, quien a duras penas logró vencer en la final a su raro oponente.

Pero Fritz se desquitó el fin de semana siguiente, cuando le ganó a Kasparov durante un programa en vivo de la televisión alemana. Paradójicamente, allí se pretendía demostrar que el campeón del mundo todavía se las arreglaba bastante bien con los programas de ajedrez.

Un año después, Fritz ganó con autoridad el Campeonato Mundial para Ordenadores. Allí derrotó en la partida decisiva a Deep Blue, el mismo artefacto que más tarde vencería a Kasparov en New York.

Luego, en junio de 1998, Fritz conquistó el fuerte torneo de Frankfurt, por delante de varios Grandes Maestros de la élite mundial. Además, en abril de 1999 la máquina derrotó a la mejor jugadora del mundo, Judit Polgar, en un duelo de partidas rápidas que terminó con amplia diferencia de 5,5 a 2,5 puntos.

Unos meses después, Fritz venció nuevamente en Frankfurt, donde logró un impresionante rendimiento de 2825 puntos frente a sus rivales humanos. Por aquellos días, el programa fue enviado a la estación espacial MIR para que los astronautas jugaran contra él.

Con el tiempo nació Deep Fritz, una versión superior, que se enfrentó con Kramnik en octubre de 2002. El entonces campeón del mundo se adelantó en el marcador con un parcial de 2,5-0,5, pero perdió dos partidas consecutivas y su oponente logró igualar el tope, que al final concluyó 4-4.

Al año siguiente, Kasparov volvió a aceptar el reto de la máquina y ambos contendientes se enfrentaron en un nuevo match, celebrado en la propia ciudad de New York, que también concluyó empatado.

Pero en octubre de 2004 se disputó el I Campeonato Mundial de Hombres vs. Máquinas y la llamada inteligencia artificial se impuso claramente por 8,5-3,5 a los humanos. Allí, Fritz alcanzó el mejor resultado individual.

Finalmente, en 2006 Kramnik sostuvo otro duelo contra Fritz (versión 10) y la máquina se impuso 4-2. Ya entonces tenía capacidad para analizar diez millones de posiciones por segundo.

En fin, sin dudas la relación entre la computación y el llamado juego ciencia es tormentosa y bien polémica. ¿Quién dice la última palabra?

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