Hace 30 años se fundó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, institución que asume el desafío cotidiano de aportarlas soluciones con enfoque científico a los problemas del país, sin comprometer el medio ambiente y sorteando las limitaciones que impone el bloqueo norteamericano, según afirma el viceministro primero de la institución, José Fidel Santana Núñez
Lograr que el conocimiento y los resultados científicos impacten en la economía de manera directa, sin dañar el medio ambiente, es el objetivo primordial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en la actualidad, a la par que fomenta y promueve acciones a favor del enfrentamiento a las crisis derivadas de la contaminación ambiental, el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.
Desarrollarnos sin hipotecar el futuro, es decir, sobre la base del desarrollo sostenible… Así lo resume el viceministro primero de la institución, José Fidel Santana Núñez, quien insiste en que además de dirigir, ejecutar y controlar la política del Estado y del Gobierno en la actividad científica y tecnológica, la política ambiental y de uso pacífico de la energía nuclear, también el Citma se empeña en promover la educación ambiental desde las edades tempranas.
Era necesaria la creación del Ministerio, afirma, y rememora que luego de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, conocida como la Cumbre de la Tierra, realizada en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, el Comandante en Jefe Fidel Castro así lo propició.
Entonces, con la promulgación del decreto Ley No. 147 de la reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado, se fusionaron las entidades existentes: la Comisión Nacional para la Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los Recursos Naturales, y la Comisión Rectora del Gran Parque Nacional Sierra Maestra, la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares y la Academia de Ciencias, presidida por Rosa Elena Simeón, quien entonces fue ministra del Citma.
«Treinta años después valoramos que fue muy acertada esta unión, esta idea de integrar en un único organismo la ciencia, la tecnología, la innovación y el medio ambiente. Se sumaron otras funciones estatales con el tiempo, tales como las relativas a la propiedad industrial, la normalización y la metrología de la calidad y la gestión documental asociada a la memoria histórica, y hemos vivido momentos trascendentales que permiten hoy reafirmar la importancia de aquella decisión», aseveró.
Santana Núñez tenía 32 años cuando el 21 de abril de 1994 quedó constituido el Citma, entidad que hoy se ha convertido también en su casa. «Vivía en Cienfuegos, donde era delegado de la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares en Cienfuegos y ya había permanecido ocho años a pie de obra en la Central Nuclear Juraguá. He tenido una larga trayectoria en el organismo y he asumido la dirección de varios centros, entre ellos el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones y la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada.
«Muchos han sido los hitos durante estas tres décadas de vida del Citma, como la integración de las funciones estatales mencionadas que, si bien complejizan las actividades del Ministerio, también lo hacen más transversal en su alcance.
José Fidel Santana Núñez, viceministro primero del Citma. Foto: Pablo Massip
«También lo fue la organización del sistema de ciencia y su conceptualización a partir de instrumentos jurídicos, la promulgación de la Ley 81 Del Medio Ambiente, la integración de centros desde las ciencias aplicadas y la tecnología, así como el Polo Científico del Oeste y, luego del 6to. Congreso del Partido, la promulgación de políticas como parte del sistema de trabajo.
«Recientemente, la actualización de la legislación, a partir de la Ley 150 del Sistema de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, puesta en vigor el pasado 11 de marzo, es también un punto importante en las acciones del Ministerio, sobre todo porque se conceptualiza el delito ambiental como un hecho que conlleva sanciones penales, tanto para personas como para entidades. Ello fomenta la disciplina social, para tener conductas más amigables con el medio ambiente. Abre una sombrilla amplia para responder a los problemas existentes e incorporar cuestiones del contexto mundial actual».
Las delegaciones provinciales y municipales han permitido ofrecer enfoques a nivel local desde la multisectorialidad y las características propias del territorio, lo cual le ha validado la coherencia de trabajo en todas las esferas a la entidad. «Es vital también en esos niveles conocer e implementar la nueva legislación con el rigor que conlleva», agregó.
—De los grandes obstáculos que ha debido superar el Citma…
—El bloqueo financiero, económico y comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos es el más grande. No se puede hacer ciencia sin dinero, sin recursos.
«A través de los proyectos internacionales, obtenemos equipamiento necesario para nuestras investigaciones, pero su llegada al país demora años en no pocas ocasiones debido a la necesidad de recurrir a rutas diversas. En algunos casos, hemos tenido equipos en el puerto largo tiempo porque poseen un 15 por ciento, por ejemplo, de componentes norteamericanos. Entonces debemos mandar a hacer un equipo similar en otros lugares... es tiempo perdido.
«El bloqueo incide también en la preparación del personal en otras latitudes. La superación es esencial entre quienes integramos el sistema del Citma y muchas oportunidades existen para realizar acciones de capacitación en el exterior y, sin embargo, hay que lidiar con esas limitaciones impuestas.
«Honrar las cuotas por la membresía a entidades internacionales como lo es el Organismo Internacional de Energía Atómica también es complejo por la misma razón, pues ya sabemos que las transferencias bancarias no nos son permitidas libremente con cualquier banco... Son muchos los obstáculos para superar en ese sentido.
«Existe la voluntad del Gobierno y del Partido, y nuestra misión rectora nos obliga a lograr las alianzas, las conexiones necesarias para ello, y lo hacemos, pero no deja de ser difícil.
«La fluctuación de la fuerza de trabajo hacia otros sectores o hacia otras naciones es un problema, y no es un fenómeno nuevo. Lo padecemos constantemente. Los incentivos son determinantes para incidir en ello, y no solo desde el estudio y la investigación. De otra naturaleza son importantes, relacionados con condiciones materiales, proyectos de vida…».
—Cada obstáculo se transforma, en definitiva, en un gran reto…
—Ciertamente. Hoy la cultura de innovación es un reto inmenso. Resulta inexplicable que exista en el país una alta preparación profesional a nivel empresarial, por ejemplo, y no encontremos una cultura de innovación.
«Siempre se ha hecho ciencia desde la oferta y no desde la demanda. En ocasiones sucede que no siempre los resultados de los estudios realizados son aplicados o, incluso, son aplicados en otros países, y quedan las necesidades del país sin cubrir.
«Estamos llamados a que el pensamiento sea más proactivo en ese sentido. Urge darle una solución a los problemas desde un enfoque científico. Sin ciencia, transitaremos hacia el desarrollo por el camino más largo. Justamente la ciencia es el atajo.
«En los tiempos actuales, y siempre, la capacidad intelectual debe tributar al crecimiento económico. Debemos percibir un alza en el Producto Interno Bruto, debemos encontrar la manera de sustentarnos y, además, ofrecer incentivos.
«Hemos encaminado diversos proyectos estratégicos de interés nacional para darle respuesta a la producción de alimentos, al tema energético, para maximizar la capacidad de ingresos,
para estudiar las superestructuras económicas y ofrecer elementos fundamentales en aras de favorecer la toma de decisiones coherentes.
«Es un reto también hoy fomentar la confianza en la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación. Si desde la ciencia salvamos al país de la COVID-19, mucho podemos hacer para la economía.
«Nada ambiental nos puede ser ajenos. Si bien algún organismo cumple sus funciones en determinado sector, es un reto mantenernos unidos y dirigidos al mismo punto objetivo.
«La gestión de los desechos sólidos, por ejemplo, que es un asunto vital, aun cuando no es de nuestra jurisdicción solamente, requiere de nuestro interés y acción prioritarios, y por esos rumbos transitamos...».
—¿La población reconoce, de manera general, la labor del Citma?
—Pienso que sí, aun cuando en algunos casos no sepan a ciencia cierta que es de nuestra anuencia determinada política o acción. En todo caso, cuando se culpa al Citma de alguna acción no realizada, de alguna manera se reconoce que existimos y que, en cierta medida, tenemos responsabilidad en diversos aspectos de la vida.
«Nosotros somos rigurosos en la atención a la población ante cualquier queja, desde cualquier lugar que provenga, ya sea a través de cartas,
correos electrónicos, comentarios en las redes sociales... Si somos funcionarios públicos para representar al Estado en nuestras labores, también debemos responderle al pueblo.
«El Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Energía y Minas, el Instituto de Recursos Hidráulicos, el Ministerio del Transporte y el Ministerio de la Agricultura, entre otros, asumen sus roles y funciones, pero nuestro mandato desde el Citma es velar y exigir por el cumplimiento de todas sus funciones a través de normativas. En cierto sentido, la población sabe eso, y nos exige y, por ello, debemos ser consecuentes».
—Volviendo a los retos, la educación ambiental es uno infinito…
—Tenemos el Plan Gubernamental para la prevención y enfrentamiento de los delitos contra la flora y fauna silvestre y otros recursos naturales, el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, las estrategias de economía circular... y muchos otros ejemplos, pero la educación ambiental es vital, con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Educación Superior en alianza sincrónica.
«La batalla a favor de la ciencia y el medio ambiente se gana desde edades tempranas. Los gastos en ciencia son inversiones, por lo que debemos recuperarlas y con ganancias. Eso es sabido, y por eso debemos trabajar intensamente en los diferentes niveles de enseñanza. Es loable el empeño y la dedicación de muchas entidades, como el Acuario Nacional de Cuba, en fomentar esa cultura ambiental en niños, niñas y adolescentes. Con el tiempo, se recogerán los frutos.
«En cada municipio tenemos un especialista en Medio Ambiente para que trabaje en función de la educación ambiental. Cada territorio posee sus propias potencialidades, sus problemáticas específicas, y es mejor que alguien del mismo medio provea de las acciones que motiven a estudiarlas y solucionarlas».
—La escuela es cardinal en la educación ambiental pero no podemos olvidar a la familia…
—Obviamente. La primera escuela es la familia. Dicen que los tiempos han cambiado, y es posible. En mi época, nos enseñaban que la responsabilidad de uno no se limitaba a no botar el papel, sino que también debíamos recoger el que ves, sin importar quien lo haya lanzado.