Retrato de la vida de las mujeres que viajan a España obligadas a ejercer la prostitución para pagar altísimas deudas y permanecen encerradas en clubes nocturnos, sin posibilidad de comunicación ni vías de escape, la novela Cautivas ha impactado a los lectores hispanos. Su autor, Miguel Pajares, narra la historia de Nevena Dimitrova, una mujer búlgara envuelta en una red de esclavitud sexual que opera en Barcelona y que es buscada por la policía por su presunta participación en el asesinato de la prostituta colombiana Yolanda Braun.
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El cantante británico Morrisey ahora escribe una novela, tras el éxito de la autobiografía que publicó en 2013. «Ese libro fue más exitoso que cualquiera de mis discos en solitario, así que estoy en medio de mi primera novela», declaró en una entrevista. El conocido intérprete aclaró que no se ha alejado de la música y, por ello, se encuentra a las puertas de la grabación de su próximo álbum de estudio.
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Sea en un iPad u otro tipo de móvil, ya se puede descargar Shanghai, la primera novela de Alfaguara Uruguay que se publica exclusivamente en formato digital y por entregas. Se trata de una saga para disfrutar las historia de Ziggy, Alaia, Xiaomei, Arturo Ledesma, María Zauber, los clones, los suicidas, los libros chinos de César Aira y todos los personajes que confluyen en la historia. Estos 12 relatos de Gabriel Peveroni transcurren a lo largo de 12 meses vertiginosos, entre digresiones temporales, personajes que circulan por biografías acaso inexactas y la certeza de que todos los caminos conducen a la ciudad china que da su nombre a la obra. Cada relato se puede leer de forma independiente, pero se recomienda armar el puzzle.
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Las aventuras de una bruja adolescente son narradas por la escritora norteamericana Brittany Geragotelis en su primera novela Cosas de brujas, que ha alcanzado más de 17 millones de descargas en Internet. Los lectores quedan atrapados por la historia de una bruja adolescente, quien debe ir más allá de su vida cotidiana para salvar un grupo de pequeños brujos.
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En Portugal, las lecturas de fin de año y comienzo de otro privilegiaron un tipo de ficción escrita con mano firme y suma truculencia en los avatares de los personajes. A favor de tales textos, el cuidado del lenguaje y el orgullo de que el autor es del país. Se trata del escritor y periodista José Rodrigues dos Santos, triunfador por partida doble con Un millonario en Lisboa y El hombre de Constantinopla.
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William Ospina está nuevamente haciendo época en Colombia. El reconocido escritor ha suscitado desde la admiración hasta la polémica con su libro ensayístico Pa’ que se acabe la vaina, aguda y monumental descarga sobre las coordenadas políticas, sociales, económicas y culturales por las que ha transitado la nación sudamericana hasta el día de hoy. La recepción del libro encuentra un contexto en el que crecen las expectativas sobre las conversaciones de paz y la campaña preelectoral.
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Tanto en Suecia, donde nació y ejerce su profesión, como en otros países europeos a cuyas lenguas fue traducida su primera novela El anciano centenario que escaló una ventana y desapareció (2011), el nombre del periodista y escritor Jonas Jonasson ganó notoriedad entre la crítica y los lectores. Esos valores acaban de ser confirmados con la publicación de su segundo texto narrativo, La analfabeta que sabía cómo contar, protagonizada por una mujer sudafricana, residente en el barrio de Soweto, que observa el mundo con ingenio y agudeza.
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Los escotes de Marilyn Monroe y otras divas del cine fueron la principal fijación de la censura de la dictadura falangista española en su cruzada contra el erotismo, tal y como recoge el libro La censura franquista en el cartel de cine, que acaba de publicarse en España. Nada que pudiera alterar la moral y el orden establecidos
—ideas políticas, religión, pero sobre todo sexo— escapaba al control de los censores, quienes devolvían los carteles a los artistas para retocarlos una y otra vez, según explica el autor y coleccionista Bienvenido Llopis. Así, a Rita Hayworth en una imagen promocional de Gilda, le aparecen mangas por arte de magia, y Sara Montiel se queda abrazando el vacío en La mujer perdida, al borrarse el cuerpo de Giancarlo del Duca.
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