En la madrugada del 18 de agosto de 1936, entre Viznar y Alfacar, fue asesinado el poeta Federico García Lorca por las huestes fascistas españolas. Sus únicos «delitos» eran ser republicano y homosexual. Había nacido en Granada el 5 de junio de 1898.
El Tintero recuerda estos aniversarios con una selección de poesía cubana dedicada al gran andaluz y que ha sido extraída de la antología Arpa de Troncos Vivos, compilada y prologada por César López, y editada dos veces por Letras Cubanas, la primera en 1999.
Como bien dice el seleccionador en el prólogo: «Federico no se nos iba a perder (…). Hay una obligación cubana, insular, que salva distancias, espacios, tiempo, borra o subraya contingencias y se perpetúa en arco (…). Vino con la seguridad de quien se dirige a su propia casa. Y como lo sabía, aquí se aposentó, logró perpetuo contenido vital independientemente de que su estancia cubana fuera de meses».
He aquí entonces una huella que se hace más fuerte en la medida en que pasan los años y es más desgarrador el recuerdo de aquel crimen monstruoso.
En la muerte de un poeta
Emilio Ballagas (1908-1954)
¡Qué penumbra de dalia desterrada!
¡Qué eclipse de guitarra y romancero!
¡Qué apagarse de trenzas y toreros
Yerra doliente por tu madrugada!
Salgo al aire con pala y con azada
buscando por el cielo derrotero
que me lleve a cavar entre luceros
la tumba pura para ti soñada.
Acuesta allí sobre plumón ocioso
tu desmayo final bajo la suave
ala de un ángel trágico y hermoso.
De tu dulce dormir dame la clave.
Levántate una noche silencioso
Muéstrame un signo y tírame la llave.
(Homenaje a F.G.L.)
Luis Marré (1929)
En las altas ramas canta
el pájaro azul del viento.
El río—ronca garganta—
arrastra largo lamento.
En los juncos de la orilla
juega la luna desnuda.
Un coro de ranas chilla
una serenata aguda.
La luna se tira al río
Y resbala en la corriente.
Peces le muerden el frío
torso de cuarto creciente.
Luego, al ver que alguien acecha,
se incorpora entre la espuma
y sobre sus hombros echa
una camisa de bruma.
(Fragmento)
Basilia Papastamatiu (1940)
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Resuenan
como en un lecho de cristal por sobre los trozos
púrpura retozando
de un lugar a otro el cuerpo amoroso deshecho
puede verse desde aquí
es una visión para aquellos en cuyo pecho
palpita inmortal, me dicen, ellos cuya espada entinta
vuelcan barridos por el viento o destruidos
con un estrépito ni siquiera semejante sin perder siquiera
con su alma
nada más que por un mechón que llega hasta mí y suspira
el corazón envuelto
por si
qué más qué otra cosa es el dolor
y el sudor amargo porque no me ves
porque estoy lejos y no te siento.
Aitana Alberti (1941)
Voy a olvidar mi nombre.
Voy a olvidar mi nombre y el idioma
Haré en el aire un signo
Quizás labre un destello
Descalza y en camisa
Me tenderé sobre el dolor terrestre
A llorar cada letra cada mínima curva
Donde perdure tu fervor de agua
Mía será la súplica del árbol
Olivo sin olvido arranca aquel retrato
E ignore la alegría el vuelo de la muerte
No importa si naciste febril como la alondra
Duerme tranquilo sellado en el misterio
Aljibe doble para el canto y el sueño
Aún es chica y frutal esa luna de agosto
Que rema sola ante el balcón abierto
Los caballos de Federico
Manuel García Verdecia (1953)
Los caballos piafan el misterio
en la noche husmean quiebros de flamenco,
la sangre se les hincha de relámpagos,
sus cascos llaman a las puertas.
¿Federico? ¿Dónde está Federico?
Se lanzan a la llanura,
en sus ojos un rostro de azucenas,
trotan y trotan el espanto,
¿Federico?¿Federico?
Los caballos galopan, aún no cesan,
agua sus ojos, sus sexos llamas,
cuerpos de tierra, de viento el nervio,
sus relinchos despiertan a los montes,
¿Federico? ¿dónde está Federico?
Una guitarra murmura en la cañada:
al viento, al viento,
que nadie puede fusilar el viento.
(Fragmento)
Sigfredo Ariel (1962)
Tras la puerta no está su respiración, pero respiran
Ha de ser la luna entrando a tajos, un borracho
en un cine dando tumbos
la pantera detrás
y la pantera se adelanta siempre.
Las tropas formadas en atención
presentaron sus armas, sobre su mesa había
una lámpara de gas
luego su rostro/ lo que ha de ser su rostro
y esta brecha
es el sueño de unos viejos que transpiran aceite
no su sueño
La bandera quedó izada entre cien
o doscientos veteranos
/no puedo recordar, pero recuerdo
Aquello que se esconde en los ojos no es siquiera
la bestia medio herida/la pantera lo quiso (…)