La celebración del centenario de Virgilio Piñera ha logrado protagonizar un acontecimiento que hasta ahora no parece dispuesto a ser entendido como acto de museo
La celebración del centenario de una de las figuras esenciales de la cultura cubana del siglo XX viene siendo noticia desde el arranque mismo de este 2012. Virgilio Piñera, autor teatral, poeta, narrador, novelista, ensayista y polemista de indudable influencia, ha logrado protagonizar un acontecimiento que hasta ahora no parece dispuesto a ser entendido como acto de museo. Su irreverencia, la incomodidad que fue en él un síntoma para hacernos permanecer alertas frente a atavismos, prejuicios y anquilosamientos, han retornado para que, a la manera en que pedía en sus versos, no lo imagináramos estatua. Puestas teatrales, danzarias, adaptaciones televisivas y para otros medios de sus creaciones se unirán a los empeños que diversas instituciones están conjugando alrededor de estos cien años que el creador de Electra Garrigó, La carne de René y los Cuentos fríos imaginó burlonamente.
Nacido el 4 de agosto de 1912, Piñera luchó durante toda su existencia con las furias que parecían encarnizarse en su magra figura. Autor de calidad negadora, fue siempre un nombre reactivo en el panorama de su tiempo, al que pertenecía como voz polémica y revulsiva. Se granjeó largas enemistades con aquellos a los que enjuiciaba de manera implacable, al tiempo que gozó de un respeto que incluso los enemigos más acérrimos tuvieron que tributarle, ante los hallazgos personalísimos de su corpus. Ganador del Premio Casa de las Américas en 1968 con su pieza teatral Dos viejos pánicos, sufrió hasta 1979, cuando murió, el peso del recelo que su voz y su presencia despertaron en algunos de esos rivales. El centenario, que pone en la mesa del lector una edición cuidada de la mayoría de sus obras, es un acto que rehabilita su legado, y lo devuelve a La Habana en la que él, pese a haber nacido en Cárdenas, halló un paisaje del que no podría ya borrársele.
En la pasada Feria Internacional del Libro se presentaron los primeros volúmenes de su obra, que han salido como títulos de una cuidada colección que reunirá sus novelas, sus cuentos, su poesía y añade la hasta ahora inédita selección de su correspondencia: Virgilio Piñera de vuelta y vuelta, compilada por Roberto Pérez León. Quedan por salir un conjunto de ensayos y libros acerca de su vida y escritura, como los firmados por Carlos Espinosa y David Leyva, que ya están en librerías. El Mayo Teatral, evento de Casa de las Américas, le dedicó un segmento de su programación, rescatando montajes ya conocidos y añadiendo otros recientes. En junio se repondrá, con un elenco renovado, la Electra Garrigó que para el Ballet Nacional de Cuba se estrenó exitosamente en 1986. Y en ese mismo mes, del 19 al 22, correrán en las aulas del Colegio de San Gerónimo las sesiones del Coloquio Internacional Piñera Tal Cual, que reunirá a estudiosos, amigos, directores, familiares y colegas de este escritor tan inquietante.
La Comisión del Centenario ha estado presidida por Antón Arrufat, albacea de sus escritos, y ya desde inicios de año, con el resonante éxito de la puesta en escena que a partir de Aire frío produjo Argos Teatro, se han ido hilvanando hechos y celebraciones, no solo en la capital, que tienen a Piñera como eje. El venidero Festival de Teatro de Camagüey, ciudad en la que residiera durante su juventud, también tendrá un momento para evocarlo. Y a fines de año se pondrá a disposición del público la multimedia Todos los Piñera, que a través de un cuidadoso trabajo de selección y cronología servirá de punto de partida para encontrar una imagen múltiple de este creador. Ediciones Cubarte es la productora de dicha multimedia, en la que se acumulan numerosos fragmentos que demuestran la vitalidad de todo lo piñeriano entre nosotros.
Retornarán a las tablas puestas de Teatro de la Luna, como Los siervos, El álbum y La boda. Coreografías como María Viván y Las siete en punto reaparecerán en el repertorio de la Compañía Rosario Cárdenas. El Pequeño Teatro de La Habana proclama el estreno de El flaco y el gordo, en versión de José Milián. La Televisión cubana proyecta grabar varias de las piezas más relevantes del catálogo piñeriano, para transmitirlas en fecha cercana a diciembre. Carlos Díaz prepara con Teatro El Público y la soprano Bárbara María Llanes una velada especial para recibir la fecha precisa de este centenario, que se celebrará el 14 de agosto en el Teatro Trianón. Revistas habaneras y de otras ciudades del país, como Guantánamo y Matanzas, preparan números dedicados a este hombre menudo, que se levantaba rigurosamente a primera hora de la mañana para entregarse a la única fe ante la cual se rendía: la literatura.
No hay dudas: 2012 es el año Piñera. Así se refieren a Virgilio los periodistas cubanos y extranjeros, y los especialistas en la obra tan demandante de este hombre negado a entenderse desde la formalidad y los actos vacíos. Nos corresponde habitar pues el centenario con la enseñanza que brota de sus textos y sus anécdotas: recuperar a un Virgilio cien veces vivo para no quedar a la sombra, sino bajo la cegadora luz que deslumbraba a su Electra e iluminaba, como una verdad hiriente y perdurable, la geografía carnal de su isla en peso.