Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hacer una ley con ciencia

Autor:

Rosmery Pineda Mirabal

 

La apuesta certera de Cuba por un futuro más innovador y autosustentable debe estar enfocada, entre otras variantes, en desarrollar sectores clave como la agricultura, ahora con sello sostenible ante el desafío del cambio climático y la emergencia de las energías renovables. Así, se podrá reducir la dependencia de combustibles fósiles, dinamizar sectores productivos estancados y convertir nuestras limitaciones en oportunidades del crecimiento endógeno.

Pero solo un buen uso del potencial de nuestra ciencia, acompañada de la tecnología y la innovación, pueden garantizar que estos pilares sean catalizadores del desarrollo del país. La ecuación actual para la Mayor de las Antillas se plantea en términos claros: diversificar la economía, sustituir importaciones y generar nuevos bienes y servicios. Aunque su solución dependa de unas cuantas operaciones.

Para ello es imprescindible, en cualquier contexto, una norma legislativa que respalde, respete y garantice la posibilidad de crear y soñar en grande y, por supuesto, en tiempo presente. Hoy Cuba trabaja en la construcción colectiva de una propuesta de Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), que busca como principal premisa ser eje de la soberanía, el progreso y el bienestar nacional.

Su esencia radica en el respeto al recorrido histórico de la ciencia cubana que, sin estar exenta de desafíos, ha ganado un lugar sobresaliente a nivel internacional. Mientras, la pretensión mayor del texto recae en esa mirada incisiva y aterrizada a la realidad actual, en aras de crear un documento basado en lo novedoso y lo que nos es más útil e inmediato.

Entre sus principios rectores destacan el acceso al conocimiento y al progreso científico como derecho, la organización y planificación de actividades científicas, la adopción de prácticas abiertas y colaborativas, la centralidad del potencial humano, la preservación de valores éticos y de justicia social, la integración de la cultura científica en la enseñanza, la complementariedad con el desarrollo global y la promoción de la sostenibilidad ambiental.

En ese sentido, la propuesta redefine la innovación como un proceso social, interactivo y sistémico, «desplazando el centro de gravedad del esfuerzo desde el sector presupuestado hacia el sector empresarial», e introduce figuras novedosas como las mipymes estatales de base tecnológica y nuevos mecanismos de financiamiento.

Además, delimita al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (SCTI) como una red interconectada de instituciones, políticas, actores y procesos cuya gobernanza debe ser multiactoral, sistémica y multinivel, bajo la coordinación general del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma). Esta red tiene funciones específicas como el fomento de la investigación, la formación de capital humano, la innovación y difusión científica.

En cuanto a los financiamientos, el SCTI debe diversificar fuentes, facilitar acceso a recursos externos, incrementar la participación empresarial y garantizar el equilibrio entre innovación incremental y disruptiva. La idea es lograr progresivamente una inversión en CTI no inferior al tres por ciento del PIB e igual número de los ingresos del país en divisa, con no más del 50 por ciento de esa cifra proveniente del presupuesto estatal.

Asimismo, se mencionan fuentes como presupuesto, sistema bancario, empresas especializadas, empresas «Vehículo de Propósito Especial», las empresas de interfaz, los parques científicos y tecnológicos, y los órganos municipales del Poder Popular. La ley enfatiza la conexión entre desarrollo local e innovación y destaca el papel de los «polos territoriales de CTI» como herramientas para la apropiación social del conocimiento y su función en la sociedad de manera articulada con las estrategias locales.

De forma general, estos son algunos de los puntos esenciales que desde un inicio han encabezado el documento. Es importante dejar claro que, aunque este fue elaborado por un grupo temporal de trabajo, actualmente es debatido en cada una de las provincias del país, de conjunto con una delegación del Citma, encabezada por el ministro del sector, Armando Rodríguez Batista.

Con este paso previo se busca redactar un anteproyecto lo más completo posible, sin que queden temas por revisar u opiniones extraviadas, para que conste luego un documento nutrido del saber de la ciencia y la innovación cubanas y en consecuencia este logre responder y acompañar sus intereses y proyecciones.

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