Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ser honesto

Autor:

Dorelys Canivell Canal

 

Ser un hombre honesto, una mujer honesta, un niño honesto. Es esa una aspiración a la que no se puede renunciar jamás, mucho menos en estos tiempos en los que debería ser esa la cualidad primera de toda persona.

Ser honesto ante la sociedad, en el trabajo, en la vida, no es solamente el significado estrecho que muchas veces se le ha dado de «no coger lo que no es suyo», y «decir siempre la verdad» a los compañeros y la familia.

Ser honesto es mucho más que eso. Es actuar de forma coherente con aquello que se piensa y se siente. Es ser transparente y poner la verdad por delante, por dura que sea, sobre todo en tiempos de crisis, cuando se necesita siempre saber los caminos reales que se desandan.

Mucha falta nos hace la honestidad por estos días, y no se trata de reiterar. Se necesita porque Cuba vive, quizá, la época más difícil en su economía, y solo ella, junto a la valentía, garantizará un futuro certero para el bien de todos.

Tiene que haber honestidad y transparencia a todos los niveles, en todos los espacios: en el barrio, donde el asalariado debería pagar un precio justo por un producto que muchas veces presenta un valor en la tablilla y otro para el cliente; honestidad para señalar al que permite que su hijo no asista a la escuela y pase el día en las calles; honestidad para combatir al que esconde alimentos y especula con ellos luego, cuando escasean…

También debe existir honestidad para señalar al que hace las cosas mal y lucra a expensas del bolsillo trabajador; honestidad para apuntar lo que corrompe, ensucia y mancha la Patria; honestidad para ser sinceros y decir siempre la palabra precisa, aunque moleste a algunos o a muchos; honestidad para ponerse de pie ante lo mal hecho; para que nos importe todo y nada nos sea ajeno.

Ser honesto es también no voltear el rostro ante la miseria y la pobreza del alma, de espíritu y de bolsillo; ser honesto es no ser indiferente; ser honesto es ayudar al que se queda detrás, porque ser honesto es también ser humilde y honrado.

Ser honesto es asumir el camino correcto cuando las cosas no marchan bien y actuar en correspondencia con valores que los cubanos hemos tenido siempre como parte de nuestra idiosincrasia.

Cuba necesita hoy de mujeres y hombres que no teman ser inconformes ni a ser señalados por decir la verdad, por incomodar, por hacer valer sus ideas, por romper esquemas, por invitar a pensar, a reflexionar, a soñar.

Y sí, necesitamos que ese valor inunde todo momento en esta Isla que se crece ante dificultades, y colme cada espacio, porque no se merece su gente otra garantía para su futuro que el de actuar por convicción y con la honestidad de la mano.

Hay que ser honesto desde que se va a la escuela, para no tomar sin permiso el lápiz del compañero y decirle a la maestra cuando no se está de acuerdo con un regaño. Un aula es como la sociedad, y en medio de tantas dificultades, tiene que crecernos en el pecho la honestidad como una norma, como un principio, como una salvaguarda para la nación.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.