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Radio y TV Martí: cierran dos dinosaurios infuncionales de la manipulación

Autor:

Ricardo Ronquillo Bello

Las malas noticias momentáneas no cesan para el negocio de la contrarrevolución contra Cuba. Con el desmantelamiento de la agencia rectora de la Oficina de Transmisiones a Cuba, supervisora de las emisiones de Radio y Televisión Martí se cierran ambos proyectos para la subversión política.

Los dos eran rezagos infuncionales de la administración de Ronald Reagan, cuya agresividad contra la Revolución Cubana condujo incluso al nacimiento del concepto de la Guerra de todo el pueblo ideado por Fidel.

El contribuyente norteamericano sostenía estos engendros manipuladores, que ofendían con su solo nombre y propósitos al Héroe Nacional y que en Cuba resultaron motivo de mofa por su incapacidad para cumplir ninguno de sus fines.

La ingeniosidad criolla logró incluso impedir que el grueso de las señales emitidas con el despropósito de cambiar el orden político en el archipiélago fueran apreciadas tierra adentro.

No es que se diga desde la Cuba comunista, lo reconocían auditorías realizadas por los responsables de verificar sus resultados. Una de estas apuntaba que el «problema radica en los programas de noticias de radio y televisión, y especialmente la cuota diaria constante de los programas políticos de conversación y los informes de antecedentes. Estos fueron salpicados de mal periodismo. Y, sin embargo, también fueron propaganda ineficaz».

Solo en 2024 les asignaron 25 millones de dólares, y pese a reajustes y anuncios de nuevas perspectivas seguían destacando por su notoria incapacidad…

En realidad la aparición de estos proyectos subversivos sirvió para impulsar la ampliación y solidificación de los sistemas de la radio y la televisión en Cuba, con la aparición de las radios y televisoras locales.

Según reseñan medios internacionales en una orden ejecutiva emitida el viernes para continuar la reducción de la burocracia federal, el imprevisible y muy derechista Trump, vuelve a dar un desconcertante puntapié a los que viven desde hace años del dinero yanqui para promover un cambio de régimen en Cuba.

Con decisiones anteriores ya dejó colgados de la brocha, al menos por el momento, a muchos de los asalariados del ecosistema de medios privados que creció y se cebó con dinero que, ya no se escondían en reconocer, aceptaban para cumplir los anhelos del imperio de derrocar el socialismo en la Isla.

La decisión afecta a la Agencia de Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés) y a otras seis agencias federales, a las cuales ordena reducir el desempeño de sus funciones estatutarias y el personal asociado al mínimo requerido por la ley.

Este sábado, reseñan los medios, varios empleados a tiempo completo y contratistas de las estaciones Martí, situadas en Miami-Dade, fueron puestos en licencia administrativa con sueldo y prestaciones completos.

Se explica que durante el período de licencia administrativa no podrán ingresar a las instalaciones. Igualmente, deben entregar de inmediato sus credenciales, pase de prensa, dispositivos telefónicos y demás equipos.

Por supuesto, dada la política recalcitrantemente derechista y anticubana de Trump, que en su anterior administración adoptó más de 240 medidas para cercar a la Revolución en Cuba y derrotarla, nadie se hace esperanzas de que estás disposiciones signifiquen un giro en sus posturas en este ámbito.

Sería ingenuo pasar por alto que el nuevo Presidente estadounidense llegó al poder acunado y escoltado por los dueños de las principales tecnológicas de la comunicación, cuya presencia en el acto de toma de posesión se hizo muy notoria, por lo que la nueva estrategia manipuladora debe esperarse desde este terreno y no de las formas tradicionales de subversión, aunque la emisora y la televisora subversivas hicieran un esfuerzo para migrar a los nuevos escenarios mediáticos en los últimos años.

Desde hace más de cinco años Cuba enfrenta la fase aguda de una guerra comunicacional, con su punto más dramático el 11 de julio de 2021, cuando se intentó un golpe político comunicacional, con las plataformas de redes sociales y otras formas de agresión mediática, basadas en el uso intensivo de las tecnologías y los laboratorios más sofisticados ocupando los primeros planos.

La penetración amplia y acelerada de internet en la Mayor de las Antillas, con más de siete millones de internautas, hace frotarse las manos a la derecha norteamericana con producir un estallido social.

Una combinación siniestra de guerra híbrida con acento en lo comunicacional para una sociedad en red como la cubana.

En un escenario así serían desechables las vetustas, desgastadas y desprestigiadas Radio y TV Martí, monumentos al despilfarro de los fondos federales para satisfacer las apetencias de grupos extremistas, incluso terroristas, y de presión, que se hicieron de mucho dinero con el muy bien calificado negocio anticubano.

Pero mientras se ven hasta las barbas de la contrarrevolución arder, los revolucionarios no podemos olvidar que las nuestras están en remojo… (Tomado de Cubaperiodistas)

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