Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Debemos tirar más fotos

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«Las fotos son momentos vividos. Recuerdos de cosas que pasaron… Yo decía que era mejor vivir el momento. Pero, cuando llegas a esta edad, recordar no es tan fácil. Debí tirar más fotos. Haber vivido más. Debí haber amado más, cuando pude. Mientras uno está vivo, uno debe amar lo más que puede».

Y la sentencia la dice el actor y quien es considerado el director de cine más influyente en la historia de Puerto Rico, Jacobo Morales, en la piel del señor que protagoniza el cortometraje Debí tirar más fotos, escrito y dirigido por Benito Antonio Martínez Ocasio, el polémico Bad Bunny, quien además decidió titular así su reciente álbum, lanzado el pasado 5 de enero.

Aclaro, no soy defensora a ultranza del trap como género musical, y menos del artista boricua, ganador de tres Grammy y 12 Grammy Latinos, entre otros reconocimientos. No «endulzo» mis oídos a diario con su voz grave y su dicción fatal, ni perreo con sus temas hit, pero sí estoy enterada de lo que acontece en el ámbito cultural y, para hacerse de un criterio, obviamente, hay que leer, escuchar, comparar, valorar.

Y dejando el trap a un lado y cualquier discurso machista o violento que Bad Bunny haya enarbolado antes, haber visto el cortometraje referido con anterioridad tocó mis esencias soberanas como cubana que soy. Luego, me dediqué a escuchar los temas que componen el fonograma, ya con millones de reproducciones a nivel mundial y en la preferencia de no pocas personas. Advierto, el disco no es lo que alguien pudiera esperarse del «conejo malo», sino toda una sorpresa musical y pleno en las letras de sus canciones de mensajes de defensa de las identidades culturales de los pueblos, de resistencia, de fuerza en la lucha por la independencia y, sobre todo, por la salvaguarda de la memoria.

Debí tirar más fotos apela a eso, y me refiero a la canción titulada así y al álbum todo, del que, si me lo permiten, eliminara temas como Perfumito nuevo, Ketu Tecré y KlouFrens.

Un depurado concepto musical, en el que la música urbana se fusiona con la salsa pura y la plena puertorriqueñas, la balada y diversos ritmos originarios de la región y de África caracterizan los otros temas, de los cuales he repetido el disfrute con Baile inolvidable —aplausos para los metales y ese solo de piano— y la melancolía profunda con Lo que le pasó a Hawaii, que más allá de acordes acertados trae el llamado a mantener vivo el orgullo nacional y evitar que el país se convierta en un apéndice de Estados Unidos.

Pero, reitero, la esencia en títulos como NuevaYol, Voy a llevarte pa PR, Weltita (homenaje a Pau Donés), Veldá, El Clúb, Bokete, Turista, Café con ron, Pitorro de Coco, EoO, DtMF y La mudanza es la de manifestar el compromiso social que asume el artista, su posición política y, especialmente, su sentido nacionalista, de amor y pertenencia a la tierra de la que, como canta, «de aquí nadie me saca, de aquí ya no me muevo, dile que esta es mi casa, donde nació mi abuela».

Entonces pienso en los adolescentes y jóvenes que gustan de la obra de Bad Bunny, y los niños y niñas también que cantan a viva voz sus canciones mientras menean sus caderas. Si siguen fieles a lo que el artista lanza al mercado, entonces aplaudo que se apropien de los mensajes que en este disco transmite y sean partícipes de esa lucha infinita por mantener vivas las raíces ante cualquier hegemonía. Que bailen, sí, si bailar podemos todos, y que entonen mejores letras esta vez. Que comprendan que, ciertamente, debemos todos tirar más fotos.

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