Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Patria como factor común

Autor:

Roberto Díaz Martorell

En tiempos de polarización política e ideológica, es fundamental recordar que la Patria, ese concepto que trasciende diferencias y divisiones, debe ser el hilo conductor que una a todos los ciudadanos de un país.

La historia de Cuba nos ofrece, entre muchos otros más conocidos, un ejemplo claro de cómo la unidad en torno a la identidad nacional logró aunar a todos los cubanos y vencer las prtenciones imperiales de anexión.

Así fue el 13 de marzo de 1925, colofón de 21 años de intensa lucha, cuando los cubanos se unieron para ratificar el tratado Hay-Quesada, acuerdo que devolvió a Cuba la soberanía sobre Isla de Pinos (Isla de la Juventud).

Este hecho no solo marcó un hito en la historia de la nación, sino que también evidenció el poder de la participación activa de la sociedad civil en defensa de los intereses nacionales.

La ratificación del tratado fue posible gracias a una amplia movilización social que trascendió las diferencias políticas, tendencias ideológicas, intereses… con un objetivo común: recuperar la soberanía del país.

El profesor universitario Javier Negrín, autor del libro La masonería cubana y el tratado Hay-Quesada, Ediciones Áncoras, 2018 y Premio de la Crítica, lo ilustra como acontecimiento político masivo y un hito dentro del proceso de radicalización del sector más revolucionario cubano.

Al mismo tiempo explica que cuando se analizan las personas que participaron en la lucha por la ratificación del Tratado Hay-Quesada, Alfredo Zayas, criticable como presidente, fue uno de los que apoyó el proceso; Cosme de la Torriente, al frente de la embajada cubana en Washington, nada tenía que ver con la ideología de izquierda, pero con un nacionalismo arraigado desde su etapa como mambí y por otro lado Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella.

Pudo haber diferencias ideológicas antagónicas pero la Patria estaba por encima de todo. Este acto de unidad demuestra que, cuando se trata de la Patria, las divergencias pueden quedar en segundo plano. La historia nos enseña, y en la de Cuba sobran ejemplos, que los momentos críticos —como aquellos y los actuales— requieren de la colaboración y el entendimiento mutuo entre todos los sectores de la sociedad.

Hoy, más que nunca, cuando la polarización política puede llevarnos a un callejón sin salida, donde las diferencias nos dividan e impidan avanzar como país, la Patria debe ser el refugio donde todos encontremos un espacio común y cada uno pueda aportar desde su perspectiva sin perder de vista el bienestar colectivo, como nos enseñó José Martí y luego Fidel Castro Ruz.

En ese sentido, la participación activa de la sociedad civil es crucial, especialmente de las nuevas generaciones, para defender los principios y esencias del proyecto social elegido el 1ro. de Enero de 1959.

Cuando el pueblo, autoridades, líderes se unen por un objetivo común, se logran grandes cosas, retomemos ese legado que logró arrancar de las garras imperiales un pedazo de suelo cubano hace cien años y pongámoslo en práctica hoy con la Patria como factor común.

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