Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Quita basura, pon higiene

Autor:

Margarita Barrios

En mi barrio, en el municipio capitalino de Cerro, como en casi todos, se han multiplicado las cafeterías y pequeñas tiendas que solemos llamar mipymes. Aunque cada uno de sus dueños coloca un cesto o caja en la puerta, pocos dejan allí los papelitos, envolturas o latas que generan las meriendas consumidas, que pueden terminar «cuidadosamente» colocadas en algún muro o ventana, incluso, colgadas de alguna reja o simplemente tiradas en la calle, acera o jardín.

Si bien es detalle de buena educación no comer mientras caminamos por la calle o tomar una lata de cerveza, que es todavía peor, la costumbre se instauró con estas ventas que se rehúsan a colocar espacios para sentarse, en unos casos porque no disponen de ellos, en otros porque aseguran que aumenta la tarifa de la licencia que deben pagar. Sea lo que sea, las personas compran, caminan y sueltan lo que les sobra en cualquier lugar.

Igual sucede con los paquetes de basura, para no llegar hasta los dos puntos cercanos donde están lo latones, los desperdicios se tiran en cualquier esquina, al descuido, al pasar. Y ya sabemos que el camión no viene todos los días y que en esos lugares habituales se acumula «de todo»; pero cuando pasan quienes recogen montañas de desechos, incluso con palas mecánicas que destrozan los canteros y aceras, no recolectan lo que queda fuera de ese lugar y yacen allí por bastante tiempo, hasta que se van destrozando y regando por doquier.

Algunos vecinos no han perdido la costumbre de limpiar «su pedacito», y barren o tiran agua de vez en vez, pero otros espacios no corren la misma suerte, incluso, aledaños a dos escuelas primarias y al comedor de una de ellas. Las aceras rotas y algunos pedazos de calle en mal estado se ocupan de acumular agua y allí van a parar algunos de estos desperdicios que recalan también en las rejillas de las alcantarillas, lo que dificulta el drenaje cuando llueve y se hace más difícil cruzar la calle a quienes les sorprende el aguacero fuera de casa.

Hace unos días el doctor Francisco Durán García, director nacional de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, en su comparecencia semanal con los medios de comunicación hizo un llamado a mayor responsabilidad y participación popular ante la actual situación epidemiológica en el país.

Reiteró que se mantiene una transmisión activa de los virus de dengue y oropouche en prácticamente todo el país y ratificó que las condiciones tropicales de calor e intensas lluvias complejizan la proliferación de mosquitos y, por tanto, la cocirculación de ambas arbovirosis.

En sus palabras resaltó la importancia de contribuir con las autoridades de los territorios en las labores de limpieza, poda e higienización, y con el personal sanitario que desde las comunidades protagoniza acciones de prevención y control a favor de la vida.

Ya sabemos que estas enfermedades son transmitidas por mosquitos que necesitan de agua, sucia o limpia, para poner sus huevos y todos esos sitios las acumulan. Y qué decir de las casas, donde no todos son cuidadosos de tapar y limpiar correctamente los recipientes, algunos expuestos en azoteas y patios.

Si bien la población se queja de los vertederos de basura, noto poca preocupación por estas otras acciones que solo dependen de nuestro cuidado. Y no estoy justificando los grandes basureros ni minimizando la inquietud que provocan, pero podemos contribuir a disminuir la compleja situación.

Se requiere de que todos hagamos las cosas bien: ordenar la recogida de escombros, que no se rompan las aceras ni dejar un rastro de basura en la calle después de pasar el camión. Pero también resulta necesario cuidar la higiene de la casa y sus alrededores, ser más cuidadosos con la manera en que actuamos y no dejarnos arrastrar por aquello de  esto «está feo y sucio, qué más da». Es un tema que atañe a todos y si cada quien: autoridades y ciudadanos, no ponemos un granito, La Habana no podrá seguir «abrazando» el título de Ciudad Maravilla, que recibió en 2016.

 

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