Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La cuenta que nos rendimos

Autor:

Odalis Riquenes Cutiño

Con la misma vehemencia con que preserva los canteros plantados de boniato, quimbombó y espinacas en su patio y áreas comunes, mi vecino Frank Ernesto espera con ansias la próxima rendición de cuenta del delegado de la circunscripción.

Cuanto más difíciles sean los tiempos, más se hace necesaria la concertación de esfuerzos, afirma el también licenciado en Cultura física mientras expone cómo esbozará en la reunión los logros y retos del sistema de organización agrícola nacido espontáneamente del sudor compartido por él y sus vecinos (cada cual cuida su pedacito de los sembrados), en un empeño común que ya tributa a la mesa de todos.

Si juntos aportamos podemos, dice, y su verbo llano de hombre de pueblo entronca desde la vida real con las esencias de la reciente convocatoria del Consejo de Estado para el desarrollo en todo el país, del 20 de septiembre al 15 de noviembre de este 2024, del proceso de rendición de cuenta del delegado a sus electores.

Ciertamente el ciclo de diálogos que recién comienza, definido como un pilar del sistema político cubano, transcurre en un contexto económico social retador, donde  las restricciones financieras por las que atraviesa el país y los efectos del bloqueo recrudecido  hacen mella como nunca antes en nuestra cotidianidad y en la posibilidad de  dar respuesta inmediata a planteamientos acumulados y solucionar problemas.

Por eso habrá que hablar, con franqueza y valentía, de la inestabilidad del sistema electroenergético nacional, de las demoras en la llegada de los productos de la canasta básica, de las dificultades con el abasto de agua, el transporte, la recogida de desechos sólidos, la bancarización, y un largo rosario de realidades que aguijonean nuestro día a día, pero  también de cómo entre todos podemos aprovechar mejor la oportunidad de, con el aporte colectivo,  promover ideas que tributen a la transformación de cada lugar.

En tiempos tan complejos vestir cada vez más el desempeño de los representantes gubernamentales con el sentir y la sabiduría popular es la mejor manera de defender las esencias de la Revolución; a eso estamos acostumbrados. Por ello es imprescindible ser conscientes de que para que este singular ejercicio de comunicación comunitaria, el primero del actual mandato, alcance la efectividad que demanda la hora actual, es preciso que trascienda el carácter del acto formal con que muchas veces se asume.

Urge, sobre todo, que no sea el mero monólogo de los delegados, un alto por ciento de los cuales se estrena en estos menesteres, cual quijotes con los aciertos y deudas de su gestión, sino el espacio ideal para delinear y materializar lo que debe ser el acompañamiento de las instituciones comunitarias y estructuras gubernamentales a todos los niveles, en aras de fortalecer el papel de los elegidos en las circunscripciones.

Queda claro que el proceso que se inicia tendrá mayor poder de convocatoria y credibilidad en la misma medida en que el delegado y las estructuras que apuntalan su accionar hayan tenido una representación real en las comunidades, más allá de estos meses de intercambio.

Allí, donde el representante popular ha sido una figura entrampada entre reuniones y mecanismos, incapaz de liderar con convicción y creatividad la resistencia del barrio; donde ha faltado el oído receptivo, la mirada sensible de las estructuras municipales, provinciales, a nivel de consejos o distritos; la búsqueda de alternativas, es mayor el reto para que las estas reuniones cumplan con el cometido de fortalecer la Revolución desde la patria chica, como les exhortara el Presidente del Parlamento cubano, Esteban Lazo.

Si lo sabemos aprovechar, este es un momento para exponer inquietudes, aclarar dudas, escuchar, motivar, promover entre todos ideas y soluciones. La convicción de mi vecino, Frank Ernesto y otros tantos en los más insospechados rincones del país, nos recuerdan que aquí está el pueblo que aún cree en la obra de Fidel, dispuesto y comprometido a seguir construyendo y transformando desde cada barrio la Cuba que nos debemos.

En la cuenta que nos rendimos por estos días van esas esencias, va la confianza en nuestras estructuras de Gobierno y en el sistema político cubano, y las claves de un futuro de unidad y participación.

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