Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Alba de la acción

Autor:

Roberto Díaz Martorell

EL escritor y teólogo inglés William George Ward (1812-1882) acertó al comparar las oportunidades con los amaneceres: si se espera demasiado, se desvanecen. Sería una verdadera pena ignorar un regalo de tal magnitud.

Existen otros «amaneceres» a nuestro alcance, regalos naturales que requieren respuestas creativas y urgentes. Muchos los llaman protagonismo, como si esa palabra por sí sola pudiera transformar la realidad.

El Diccionario de la Lengua Española define el protagonismo como el deseo de ser visto como esencial en ciertas actividades. ¿Y quién mejor que nuestros compatriotas, especialmente los jóvenes, para asumir ese rol en las oportunidades que brinda el contexto actual de Cuba?

¿Cómo se pueden lograr resultados con creatividad y protagonismo? Esa es la chispa que enciende en la actualidad todos los debates institucionales, barriales, comunitarios y familiares en el país, porque todos queremos vivir una realidad diferente y con mejores opciones.

En Isla de la Juventud, por ejemplo, con una historia rica en proactividad, es inexcusable que algunos jóvenes sientan que cumplen con su deber simplemente siguiendo los planes de su organización productiva.

Aquí existe la oportunidad: un Programa de Desarrollo Integral (2012-2030), anclado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, pero el éxito depende de la participación activa y del estímulo que reciban las personas ante los cambios en la estructura productiva del país.

Coincido con Stephen R. Covey, autor de Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, en que durante esos procesos la proactividad es clave, lo que implica tomar la iniciativa y buscar soluciones antes de que se les asigne una tarea.

Tanto en Isla de la Juventud —donde hoy se observa una transformación notable del panorama productivo y nuevas obras para el beneficio social— como en el resto del país, se necesitan personas proactivas y emprendedoras, que se adapten a las condiciones cambiantes, perseverantes y capaces de crear oportunidades.

Solo así podremos comprender y aplicar el pensamiento del Che sobre economía, eficiencia y humanismo, una premisa esencial para cumplir con nuestra responsabilidad hacia el futuro.

Tomar la iniciativa también significa reconocernos responsables de hacer que las cosas sucedan. La proactividad es parte de la naturaleza humana y es vital fomentar esta actitud latente en algunas personas.

La recomendación es clara: comience hoy mismo con el objetivo de mejorar su gestión —institucional, familiar, privada o familiar— de producción o servicio, avance rápidamente en esa dirección y no se quede atrapado en la rutina diaria.

La historia de Cuba demuestra que es posible estar ocupado y ser efectivos al mismo tiempo. Este es el momento: si no tiene la oportunidad, créela usted mismo.

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