Cuando se sortean los altibajos conocidos y analizados en más de un escenario por entorpecer las acciones concretas y correctas en el complejo camino de erradicar vulnerabilidades, se degusta un sabor de satisfacción increíble. Bien se sabe en Sancti Spíritus, donde hay un buen resultado en el trabajo de prevención y la labor social, que estimula a seguir por el sendero de la constancia en comunión de muchos.
Hasta con la mismísima cifra fría de 3 580 personas en desventaja social que se encontraban aptas, pero desvinculadas y que ya se han incorporado a un empleo, se construye sola la noticia. Y si, además de eso, se le añade como valor que esas personas representa el 90 por ciento de las necesitadas no pone en duda que, si bien aún queda mucho por hacer, las estrategias implementadas en ese sentido han sido eficientes y eficaces.
Lo logrado no necesitó de grandes esfuerzos, sino de celeridad y análisis cualitativos profundos, tal y como precisa todo lo que se hace en relación con la atención a familias, barrios y comunidades en situación de vulnerabilidad. Auscultar palmo a palmo esos contextos no exige de eruditas ni pitonisas ya que en ellos residen quienes conducen las riendas de instituciones, organizaciones y organismos responsables de eliminar cualquier brecha de desigualdad.
Conscientes de tropezar con múltiples realidades, en Sancti Spíritus los burós de orientación laboral se trasladaron hacia las consejos populares. Pusieron en las manos de los vecinos las ofertas de empleo, así como cursos de capacitación en oficios deficitarios por diferentes organismos, como el Grupo Gaviota y el Mintur.
Igualmente, se tocaron las puertas de los trabajadores informales sobre las posibilidades de tramitación para ejercer la labor por cuenta propia, con todos los beneficios derivados al legalizarse y formar parte de ese segmento.
Se trata de un enfoque integral a nivel de consejo popular y comunidad, acompañado por las organizaciones de masas y los delegados de circunscripciones que ha logrado hasta este momento que 380 jóvenes estén ubicados en puestos de labor.
También por esa campaña intensiva de convencimiento ya se han incorporados al curso de formación y superación más de 400 jóvenes en los diferentes niveles de enseñanza. En su mayoría para obtener el duodécimo grado o calificarse para un empleo. Tras alcanzar esa primera meta pueden aspirar a continuar estudios u optar por mejores puestos de labor.
Todo ello ha sido posible por la constante insistencia desde la máxima dirección del país, que ha resaltado como prioridad la atención individual a los estudiantes en aras de lograr su permanencia en los estudios universitarios, además de impulsar acciones para fortalecer el método estudio-trabajo en la preparación de las nuevas generaciones.
Asimismo, ocupa las agendas de todos los territorios cubanos poner a disposición nuevas ofertas de estudio a los jóvenes que no logran vencer las diferentes enseñanzas para que puedan acceder al empleo e integrarse a la sociedad.
A fin de cumplir con esas máximas, en Sancti Spíritus se ha comprobado que resulta imprescindible el trabajo conjunto de la población con los distintos organismos, instituciones y organizaciones sociales, políticas y de masas en las comunidades, así como la preparación y superación del potencial humano que interviene en la labor preventiva.
Con esas experiencias sobre los hombros y el anhelo de eliminar desigualdades se sigue en el interior de los corazones de aquellos lugares donde se sabe que aún queda un desvinculado apto para sumarse a la única forma de impulsar una nación: el trabajo en comunión para construir una mejor sociedad.