«El fútbol no es solo patrimonio de Europa y Sudamérica. Ahora más países podrán soñar y más aficionados se emocionarán con la competición». Así explicó el suizo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, por qué 48 países jugarán en la Copa del Mundo de fútbol a partir de la edición de 2026.
Desde los 13 equipos de la primera edición en 1930, pasando por los 24 en la cita de 1982 y los 32 que compiten desde el Mundial de 1998, la FIFA ha buscado aumentar la cantidad de partidos, y por consiguiente, más ingresos económicos. Las dos próximas versiones de Rusia-2018 y Catar-2022 serán las últimas con el actual formato.
A saber, en la nueva propuesta habrá 16 grupos de tres equipos. Los 15 primeros elencos del ranking FIFA y el país anfitrión —se elegirán en mayo de 2020—, serán cabezas de serie. Los dos mejores de cada llave pasarán a la etapa de dieciseisavos de final. Según trascendió, para evitar arreglos de partidos, el Consejo de la FIFA analiza resolver los empates en la fase de grupos con tandas de penaltis.
El torneo constará de 80 partidos: 48 en la primera fase, 16 en dieciseisavos, ocho en octavos, cuatro en cuartos de final. Luego se jugarían las dos semifinales, un duelo por el bronce y la gran final. No obstante, el Mundial se mantendría en los 32 días actuales de competición, aunque en los primeros 15 se disputarán 60 partidos, cuatro por jornada. Infantino expuso también que «pese a la ampliación, que participen 48 países en la fase final de un Mundial que inician 211 selecciones representa poco más del 20 por ciento del total».
Solo quedaría por resolver cómo se repartirán los boletos en cada continente, lo que se decidirá en Bahrein, en mayo. Pero vale citar que todos los continentes ganarán representantes en la cita. Y para que vean el interés de la FIFA con esta nueva decisión, les comento que el organismo ganará 650 millones de euros más que en anteriores ediciones.
No me agrada este «invento», porque con 32 equipos es suficiente. Para nadie es un secreto que siempre clasifican varias selecciones que, a la hora de la verdad, son presas fáciles sobre la grama. Súmele usted que ahora serían 16 equipos más, que antes no lograban boletos por su menor aval técnico-táctico.
Pero es una verdad tan clara como el agua que por estos días el fútbol es también un negocio. Y el hábil federativo suizo lo sabe. Esperemos que más tarde, si todo llega a ponerse en práctica, sus intenciones no sean reprobadas por quienes ahora las ratificaron.
Aunque aún se desconoce cuántas plazas se le añadirán a la Concacaf, yo me pregunto —y creo que ustedes también—: ¿Esta decisión de Infantino hará soñar y emocionarse a los hinchas cubanos con una presumible clasificación de los Leones del Caribe para la Copa del Mundo? ¿Qué me dicen?