SANTA CLARA.— Las estadísticas están emitiendo la alarma: solamente 19 964 jóvenes integran el sector cooperativo y campesino en el país, lo que significa el seis por ciento del total de trabajadores con que cuentan esas agrupaciones.
Luego surge la pregunta: si no se revierte rápido la situación, ¿quién va a trabajar la tierra en un futuro cercano?
Otro dato que da la medida de la gravedad del asunto radica en que el sector cooperativo y campesino proporciona la mayoría de los alimentos que consumimos en el país.
Cómo resolver el problema constituye un aspecto analizado por estos días en los activos juveniles campesinos, organizados por la UJC y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
Las estadísticas muestran también que de los casi 20 000 jóvenes con que cuenta el sector, 14 103 trabajan en las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) que en los últimos años experimentaron un ligero crecimiento de la fuerza referida. Según Ely Rodríguez, funcionario de la ANAP nacional, se debió a una mejor situación económica de esas agrupaciones y, consecuentemente, más beneficios para sus integrantes.
A ello se suman el regreso a las cooperativas de hijos de campesinos, mayor incorporación de trabajadores asalariados y jóvenes que solicitaron tierra.
Peor panorama presentan las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), que solo cuentan con 5 861 efectivos juveniles. El decrecimiento se lo imputan principalmente a los bajos niveles de producción y problemas en el aseguramiento de insumos.
La comparación entre lo que ocurre en las CPA y las CCS confirma que para mantener o incrementar la fuerza laboral influye poseer una adecuada situación económica, aunque eso tampoco resulta lo decisivo.
Claramente, para lograr incrementar el número de aquellos hay que empezar por detener el decrecimiento que se subrayó en el Activo de Jóvenes Campesinos de Villa Clara.
Esto último es vital, pues en la provincia solo 1 731 jóvenes laboran en ese sector, que aporta el 67 por ciento de las producciones que se consumen en el territorio.
Sobre el particular Rafael Ivanovich Viñas, integrante del Buró Provincial de la UJC, argumentó que entre el último año y el primer trimestre del actual hubo un discreto incremento.
A juicio de los delegados a esta asamblea juvenil resulta imprescindible potenciar el trabajo conjunto entre la ANAP y la UJC, y de las estructuras de base de esta última, en función de atender a los jóvenes que trabajan en las cooperativas y atraer a otros.
En ese empeño se van a rescatar los círculos de interés sobre la agricultura con los niños que viven en zonas rurales y mantener un contacto más estrecho con los hijos de campesinos que estudian en los politécnicos.
Son, en definitiva, medidas que promueven el apego por la tierra, empezando por las zonas y poblados rurales, para frenar el éxodo que compromete la producción de alimentos.