Con bombos y platillos, la prensa de todo el mundo anunció este viernes la integración definitiva de la delegación que llevará Estados Unidos a los XV Juegos Panamericanos.
Los norteños estarán representados por unos 650 atletas, entre los que figuran alrededor de 30 campeones continentales, y aspiran a dominar nuevamente el medallero de los Juegos con no menos de 110 títulos.
Según expresaron los dirigentes olímpicos estadounidenses a la agencia francesa de noticias AFP, la cifra planteada es ligeramente inferior a la lograda hace cuatro años en Santo Domingo, cuando se llevaron 116 pergaminos dorados, pues en varios deportes participarán equipos de segunda línea, debido a la cercanía de campeonatos mundiales o al desinterés de algunos atletas profesionales por unos Juegos que, por lo general, tienen escasa publicidad en territorio norteamericano.
Vaya si son soberbios nuestros vecinos del norte. ¿Por qué no reconocer el avance de las naciones de nuestra América en materia de deportes? Tanto Cuba, con su fortísima comitiva, como Brasil en calidad de anfitrión, serán rivales muy complicados para los estadounidenses en casi todas las disciplinas. Además, países como Venezuela, México, Colombia y Argentina irán a Río con ambiciosos propósitos, además de Canadá, que a ratos es protagonista.
Y eso que, salvo la Mayor de las Antillas, el resto de estas naciones tampoco podrá contar con muchas estrellas, quienes son rehenes de sus patrocinadores y de los clubes donde compiten profesionalmente.
Al respecto, las últimas noticias se hacen eco de la inclusión en la selección mexicana de béisbol del primera base Mario Valdéz, quien sustituirá a Erubiel Durazo. Este último se retiró al ser contratado por los Yanquis de Nueva York, en las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Mientras, 11 jugadores de la llamada «generación de oro» del baloncesto argentino, campeones olímpicos en Atenas 2004, desertaron también del equipo nacional y no estarán en los Panamericanos ni en el Preolímpico de Las Vegas, entre el 22 de agosto y el 2 de septiembre venideros.
Así, además de no luchar por darle a su país la medalla de oro en la cita continental, estos caballeros tampoco se aprestan a pelear por el boleto para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, donde Argentina defenderá su flamante corona.
¿El motivo? «Nuestras renuncias son por temas particulares. Al técnico puede gustarle más o menos, pero no hay nada contra él. La selección se convirtió en un mito grande que ahora da miedo afrontarlo», disparó Pepe Sánchez, ex capitán del equipo, a la agencia ANSA.
El asunto da para hacer un libro, como el de los «cambios de camisetas». Pero de este último hablaremos más adelante, así que los dejo con el «bombillito» encendido.