Mari Brás consiguió a partir de 1959, inspirado en la Revolución Cubana y en su máximo líder, Fidel Castro, imprimirle a la lucha por la independencia de Puerto Rico un matiz combativo, después del reflujo que produjo la persecución desatada contra el nacionalismo boricua tras el levantamiento armado de 1950, cuando se proclamó la segunda República de Puerto Rico.