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Filiberto Ojeda, un alma boricua en plena libertad

El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos acoge la muestra que da inicio a la jornada de Solidaridad en Cuba con la hermana Borinquen, donde hay mucho para recordar y honrar de una historia con páginas comunes

Autor:

Juana Carrasco Martín

Con la voz quebrada, Beatriz Rosado habla de su amado Filiberto Ojeda —el Comandante del Ejército Libertador Boricua, los Macheteros, asesinado por el FBI el 23 de septiembre de 2005—. Lo une a Puerto Rico, a Gaza y a la solidaria Cuba y su pueblo… y se nos estremece y alienta el espíritu a quienes decimos presente en la exposición fotográfica que honra la memoria del luchador independentista que fue su compañero de vida.

El Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos acoge la muestra que da inicio a la jornada de Solidaridad en Cuba con la hermana Borinquen, donde hay mucho para recordar y honrar de una historia con páginas comunes: el aniversario 50 de la 1ra. Conferencia de Solidaridad con Puerto Rico, celebrada en La Habana en 1975, convocada por Fidel; los 60 años de la Misión-embajada puertorriqueña en La Habana; los tres lustros de la partida física del dirigente independentista Juan Mari Bras.

A Filiberto «lo dejaron desangrar, un crimen infame, y 20 años más tarde estoy aquí, con esta eterna solidaridad de la hermana Cuba y con la presencia de Palestina. Para mí, Palestina, Puerto Rico y Cuba somos hermanos; sufro lo que está pasando en Gaza tanto como el asesinato de Filiberto», nos dice y deja clara la explicación:

«El asesinato de Filiberto lo sufrí a nivel personal, perdí a mi compañero, al alma de mi alma, pero Gaza es la pérdida y el alma colectiva. Gaza es la humanidad, Gaza somos todos», y agrega: «Esas son las luchas que Filiberto apoyaba. Él, que llegó a la Revolución de Puerto Rico a través de la Revolución Cubana», una reafirmación con anécdotas de la unidad de ambas naciones caribeñas.

«Filiberto era luz, era el alma mía y lo seguirá siendo, y estas fotos que me hacen impacto mirar… la sangre cruzando esa puerta que no dejaron abrir durante 24 horas, no permitieron ayuda médica para que muriera desangrado». Ello ocurrió el 23 de septiembre de 2005, precisamente cuando los boricuas celebraban el día del levantamiento de los patriotas en Lares, en 1868, pocos días antes del alzamiento de los cubanos en Yara el 10 de octubre de ese mismo año. 

Mas Beatriz Rosado lee una frase que es rúbrica de su pueblo, de quienes luchan contra el imperio colonial que hoy la mancilla una vez más utilizándola como puerto de sus cañoneras en el Caribe, nuevo ultraje a Nuestra América: «A quienes un 24 de septiembre nos entregaron un cadáver que no tienen cómo matarte: ¡Filiberto Vive!». 

Esa es la verdad y la confirmación de una voluntad compartida en este sencillo acto donde estuvieron presentes Víctor Gaute, vicepresidente del ICAP; Julio Muriente, copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano; y Edwin González, jefe de la Misión de Puerto Rico en La Habana.ju

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