En Ucrania, como en los lugares más recónditos del planeta, EE. UU. ha empleado los escenarios bélicos como laboratorios tecnológicos. Autor: The Washington Post Publicado: 15/03/2025 | 08:53 pm
La inteligencia artificial (IA) es una tecnología de utilización múltiple que tiene el potencial de ser integrada prácticamente en todo. Es una tecnología de «doble uso» en el sentido de que puede aplicarse tanto a fines militares como civiles.
Es evidente la disposición de muchas de las principales compañías privadas del sector a colaborar con los fines bélicos del Gobierno estadounidense y que, de hecho, son ya importantes componentes del Complejo Militar. Tal es el caso, entre otras, de la empresa de análisis de datos Palantir, que se destaca en esferas tales como la computación cuántica y la inteligencia artificial.
Al respecto, resulta interesante agregar aquí un segmento significativo de un reportaje que trascendió limitadamente, donde resultaba explicita la disposición de Palantir de colaborar con los planes bélicos en Ucrania.
Dice: «A primera hora de la mañana del 1ro. de junio de 2022, Alex Karp, director ejecutivo de la empresa Palantir Technologies, cruzó la frontera entre Polonia y Ucrania […] convirtiéndose en el primer líder de una importante empresa occidental en reunirse con el entonces presidente ucraniano Volodímyr Zelensky». Karp le dijo que estaba listo para abrir una oficina en Kiev y desplegar el software de inteligencia artificial y datos de Palantir para apoyar la defensa de Ucrania.
Luego de otros detalles, el mencionado reportaje, al referir de pasada datos acerca de la empresa Palantir del señor Karp, señala que esta fue «sembrada en parte por una inversión de la división de capital de riesgo de la CIA, y que construyó su negocio proporcionando software de análisis de datos al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), al FBI, al Departamento de Defensa y a una serie de agencias de inteligencia extranjeras».
Concluye la autora del reportaje desde Kiev diciendo que esos «son los traficantes de armas de IA del siglo XXI» y agrega: «Karp me dice que vio la oportunidad de cumplir la misión de Palantir de “defender a Occidente” y “asustar a nuestros enemigos”».
Hay que señalar que, en los primeros meses de la guerra, los funcionarios ucranianos aceptaron servicios cibernéticos, entre ellos la nube, de Microsoft, Amazon y Google; terminales Starlink, de Elon Musk; software de reconocimiento facial, de Clearview AI; y una gran cantidad de drones experimentales, cámaras y kits de interferencias de grandes y nuevas empresas de defensa.
El atractivo de la financiación disponible para fines militares fue simplemente demasiado fuerte. En un informe aparecido en The New York Times en 2021, se señaló como ejemplo la «persecución agresiva» de Google para desarrollar el proyecto Joint Warfighting Cloud Capability, que intentaría «modernizar la tecnología de la nube del Pentágono y apoyar el uso de inteligencia artificial para la obtención de ventajas en el campo de batalla».
Por otra parte, se afirma que no solo el Complejo Militar Industrial y el Pentágono convirtieron la guerra en Ucrania y el envío de armas a ese país, de una anterior generación, tanto como una razón para justificar el pedido de nuevos fondos presupuestarios para renovar su stock bélico, como para convertir ese territorio en un polígono de ensayo para algunas de sus armas más modernas y en un laboratorio de pruebas para la aplicación de las tecnologías de inteligencia artificial.
En el artículo antes mencionado, la periodista, Vera Bergengruen, señala que el entonces Ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mykhailo Fedorov, pretenciosamente había expresado: «Nuestra gran misión es convertir a Ucrania en el laboratorio de I+D tecnológico del mundo».
La demanda del Pentágono de tecnologías creadas en Silicon Valley es creciente y se ve reforzada de manera natural y permanente. El incesante involucramiento bélico de Estados Unidos en diversos confines del planeta no ha hecho más que intensificar la filiación del sector tecnológico con los fines militaristas del Estado.
Los nuevos avances de las tecnologías de punta con aplicación en el marco militar han generado el surgimiento de toda una camada de empresas tecnológicas de reciente creación en Silicon Valley que piden superar los obstáculos a la modernización militar, presionan por que se flexibilicen las normas de contratación, y disputan a las cinco grandes del Complejo Militar Industrial (CMI) —Lockheed Martin, Raytheon Tecnologies, Boeing Co, Northrop Grumman y General Dynamics Co—, la obtención de convenios con el Pentágono.
Desde hacía tiempo tales firmas se vieron excluidas de los grandes contratos del Pentágono que se basaba en normas redactadas para favorecer a los gigantes del CMI con sus grupos de abogados y su dominio del papeleo gubernamental. Pero una generación más joven de empresas tecnológicas ya había llegado al valle en busca de fama, riqueza y poder.
Más allá del arsenal bélico suministrado al gobierno de Zelensky, Kiev ha contado con las principales tecnologías de punta. Foto: The Washington Post
Aprovechando los requerimientos de las Fuerzas Armadas estadounidenses de equipamiento con tecnologías cada vez más avanzadas e innovadoras, esa nueva fuerza ha entrado en escena, y hacen que la ecuación al seno del Complejo Militar Industrial esté cambiando de repente de manera drástica.
O sea, hay una disputa en ciernes de intereses al seno del CMI que puede tener repercusiones a nivel político dado en el peso que en esos sectores tienen entes y personalidades a nivel de los círculos de poder, en particular en el nuevo Gobierno de Donald Trump.
Varias de esas empresas de reciente creación han atraído el interés del Pentágono y de inversores adinerados que buscan oportunidades para sacar provecho del crecimiento previsto de las empresas emergentes, como las ya mencionadas Palantir y Anduril Industries.
Últimamente algunas de esas empresas poco conocidas ganaron licitaciones frente a los pesos pesados del CMI; una de ellas al obtener el contrato para construir un prototipo de avión de combate colaborativo.
Dado el respaldo con que, cada año, se han venido aprobando aumentos del presupuesto militar, es probable que todos los productores de armas se beneficien, ya sean los contratistas tradicionales o las empresas emergentes de Silicon Valley.
Sin embargo, si el gasto en defensa se mantiene en los niveles actuales, o si fuera recortado, como supuestamente ha propuesto el nuevo Secretario de Defensa (para financiar los recortes impositivos y otras medidas costosas que promueven Trump y los republicanos), podría fácilmente volver a surgir una feroz competencia entre las que algunos llegan a calificar como dos vertientes del Complejo Militar Industrial.