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Antonia: la niña chilena que quiere ser cubana

Entre los pueblos de Chile y Cuba hay una larga relación de amistad, solidaridad y gratitud histórica

Autor:

Carlos Rafael Sánchez Almenares

Entre los pueblos de Chile y Cuba hay una larga relación de amistad, solidaridad y gratitud histórica.

El senador chileno Salvador Allende, devenido presidente, visitó varias veces la Isla, primero como senador, y luego en su condición de presidente de la nación austral. En la memoria de los cubanos, incluso, de los más jóvenes, está la gran acogida que le dispensó el pueblo de Cuba. Lo mismo ocurrió con la visita del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a Chile, cuando se fortaleció esa relación de pueblos y gobiernos.

El 11 de septiembre de 1973 el ejército chileno propinó un golpe de Estado, donde  perdió la vida el presidente de la nación, y, con ello, se rompe el orden institucional y da comienzo la persecución y asesinato de los miembros de la Unidad Popular, razón por la que, decenas de miles de chilenos, abandonaron el país y se dirigieron a Europa, México y Cuba, en calidad de refugiados políticos. En La Habana fueron acogidos como en su segunda patria, se les brindó trabajo, escuelas y se incorporaron a la vida social de los cubanos, lo que fortaleció con el roce diario esa relación que dura hasta el día de hoy.

María, la bisabuela de Antonia Anais Cordech Vázquez, la niña chilena que quiere ser cubana, tiene un amor especial por Cuba. La ha visitado varias veces, y su hija Ivonne, abuela de Antonia, y mi hilo conductor en este relato, es una amante de nuestra historia, nuestra cultura y nuestras luchas. Aplaude nuestros éxitos.

La bisabuela María, la abuela Ivonne y Antonia, visitaron recientemente Cuba. Para Antonia era la primera vez en sus siete añitos. Estuvieron en La Habana y Varadero, vinieron a disfrutar de nuestra cultura, historia y la playa. También a darle continuidad a aquellos lazos de hermandad y solidaridad creados por Salvador Allende, y un agradecimiento infinito a nombre de los que aquí vinieron y de los que aquí quedaron con sus familias cubanas.

El viaje fue breve, pero Antonia se identificó muy rápido con la hospitalidad brindada por los cubanos y en su mente infantil, llena de curiosidad, preguntaba por todo lo desconocido para ella.

Llega la hora de regresar a Chile. La mente de Antonia corre a la velocidad del avión y atrapa su más preciado sueño, quiere volver.

Antonia tiene mucho que contar de su visita a Cuba. Existe un hermoso quorum para narrar su viaje: la escuela.

Por fin llega el día de las clases… Antonia arriba al colegio, luego del intercambio con sus compañeros, entran al aula y sus profesores le preguntan qué le había parecido su visita a Cuba. Antonia les cuenta maravillas de todo lo que había visto: los autos clásicos, cómo era la ciudad y su gente, la playa muy linda, etc. Alumnos y profesores quedan maravillados por la experiencia de Antonia.

Los días pasan y otra experiencia conmueve a los presentes en el aula.

La profesora de turno pregunta a todos los niños, sobre a qué profesión pretendían dedicarse cuando fueran grandes o  qué les gustaría hacer. La inquieta Antonia levanta la mano y dice: ¡Yo quiero ser cubana! Todos ríen por lo tierno y por el amor de la niña por un país que acaba de conocer y que va creciendo en su interior.

Allá, en Chile, es costumbre que antes de ir a la cama lo hagan rezando. Para Antonia su rezo es único… volver a Cuba. Su único pedido a su bisabuela es que la lleve de regreso a Cuba.

Ella está juntando dinero, dice su abuela, el dinero que ella le da (una moneda). Llega un tío y le regala un billete, que para ella es un tesoro. La niña es buena ahorrando, la motivan al realizar pequeñas labores domésticas y la estimulan con monedas.  El dinero que está ahorrando es para regresar a Cuba. Le pregunta a su bisabuela la hora y le dice que, a esa hora en Cuba estaban haciendo tal actividad y que la había pasado genial. Ya se aprendió el coro de la canción de Carlos Puebla dedicada al Che Guevara. Canta... un poco desafinada, pero canta. Canta porque es feliz pensando que el próximo año podrá volver.

 

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