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Sheinbaum inicia la transición

Las mujeres y los estudiantes, dos de las esferas sociales con las que la Presidenta electa de México prosigue el proceso abierto por Obrador

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Erigir el segundo piso del edificio cimentado y levantado hasta la primera planta por Andrés Manuel López Obrador —imagen usada por Claudia Sheinbaum para graficar la continuidad que se propone sea su mandato— comenzará incluso antes de que la Presidenta electa de México tome posesión en octubre.

Se trata de dos proyectos de ley encaminados: uno, a proveer a las mujeres entre 60 y 64 años de una ayuda gubernamental, lo que beneficiaría a un millón de personas; y el otro, para asegurar una beca universal a los estudiantes de enseñanza secundaria básica en las escuelas públicas a partir de 2025; este último, de carácter constitucional, por lo cual se sumará a las propuestas de reformas a la Carta Magna que AMLO ha dejado en el tintero desde antes de las elecciones que dieron el triunfo a «su pupila».

La colocación de ladrillos para que la transformación siga creciendo, parece que se inicia a toda marcha. Ella quiere dejar dichos proyectos encaminados en los trámites correspondientes para que estén listos al debate del Congreso en septiembre, cuando tome el poder la nueva legislatura, junto a otras tres propuestas que ha identificado también como de su máxima prioridad, algunas ya presentadas por AMLO en febrero: las reformas al Poder Judicial y a la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y la de no reelección. A esas ella ha añadido la referida a las jubilaciones de los maestros.

Algunas de ellas pretende dejarlas abiertas al diálogo antes, para que la gente las discuta, ha dicho, y las conozca.

Las propuestas de Sheinbaum profundizan el pliego de una veintena de reformas propuestas por Obrador en el orden social para dar carácter constitucional a los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, de los campesinos, de los estudiantes y de la tercera edad, entre otros asuntos básicos para la vida plena de la ciudadanía, como el acceso a la salud y la educación, y un pago justo por los servicios de electricidad, agua y transporte, entre otros propósitos. Todo materializa el Humanismo Mexicano enarbolado por AMLO.

El debate de las leyes debe ser un buen comienzo para la primera mujer que regirá los destinos del país. Gracias al arrollador triunfo del movimiento que ella representa, Morena, en los comicios recientes, los proyectos deben pasar fáciles por la Cámara de Diputados, donde esa fuerza política y la alianza que lidera tendrán ahora la mayoría calificada de curules y, aunque puede encontrar resistencia en el Senado, será posible vencerla si se trabaja con aliados, pues Morena, el Partido Verde y el del Trabajo, quienes conforman la coalición Sigamos haciendo historia, solo necesitan un voto más para obtener los dos tercios de los sufragios.

Ello indica que el tránsito de Sheinbaum será menos azaroso que el de Obrador frente al legislativo, pues allí los tres partidos de oposición que Morena acaba de derrotar, coludidos, frustraron algunos de sus proyectos constitucionales.

Además, Sigamos haciendo historia obtuvo ocho de las nueve gobernaciones en disputa en las elecciones del 2 de junio, lo que amplió el poder de Morena a 24 de los 32 estados que tiene el país incluyendo a la Ciudad de México, y amplió su presencia en las alcaldías, un triunfo avasallador que además es coherente con el 60 por ciento de los sufragios obtenidos por Sheinbaum.

Todo ello reafirma que se ha votado por el proceso en gesta.

Ella es consciente de eso y lo ha expresado durante la conferencia de prensa que siguió a su primer encuentro con Obrador, cita que ha iniciado el traspaso.

«Somos parte del mismo proyecto y por eso votó el pueblo de México (…) (El proyecto) lo construimos hace más de 20 años con el presidente López Obrador y millones de mexicanos».

Además ha refutado que su mandato será «una calca», dijo, del que está por terminar, como también ha negado rumores de que habrá distanciamientos.

«No habrá sorpresas ni divisiones», somos parte del mismo movimiento, insistió. Evidentemente hay tiempos para todos, afirmó más adelante. El Presidente es presidente hasta antes del 1ro. de octubre. Me va a tocar gobernar a partir del 1ro. de octubre».

De momento, Sheinbaum ha anunciado que seguirá ajustando los detalles para el traspaso mientras acompañaba a Obrador durante la gira que realizaba este fin de semana por los estados de Durango, Tamaulipas y Coahuila, algo que se ve muy propio entre dos colegas de ideales que ella misma ha identificado, además, como «amigos».

Luego ella realizará su propio recorrido para agradecer el voto y encontrarse con los gobernadores electos.

Pero el primer paso oficial de su mandato será el anuncio del gabinete que la acompañará en los próximos seis años, lo que debe dar a conocer la semana que comienza.

Con sello propio

No pocos especulan que el mandato de Sheinbaum, pese a ser continuación de los cambios iniciados con Obrador, tendrá su sello propio sin desvirtuar
el proceso. Sería lógico que así ocurra. No hay dos pensamientos exactamente iguales.

Aunque Claudia nació a la política públicamente con AMLO, fungiendo como su vocera cuando este inició el reclamo del triunfo electoral que denunció como usurpado en 2006, y es fundadora de Morena, ya ella tenía una vida como activista política en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y es una académica que ha compartido la defensa de sus ideales con el desarrollo de la ciencia, específicamente, la Física.

Se ha comentado mucho que, siendo la primera mujer mandataria en México, no evadirá los asuntos de género, que tanto relieve tienen en una nación donde ellas han sido tan preteridas. En un plano menos especulativo, se espera que priorice más que su antecesor el desarrollo de las energías renovables. Los efectos del cambio climático, se afirma, constituyen una preocupación importante para ella.

Esto sustentaría lógicos matices en la gestión de una «sucesora» de cuya victoria electoral AMLO se ha mostrado, más que satisfecho, orgulloso. 

Aunque Claudia hereda una economía consolidadamente próspera y finanzas saludables, tiene un reto inmediato en la caída circunstancial experimentada por el peso mexicano tras su elección, fruto del terreno movedizo que significan los inversionistas, la especulación, y el temor infundado de que los cambios constitucionales anunciados golpeen sus arcas.

A largo plazo, concluir la obra social iniciada hace seis años, frenar la violencia y terminar de desmantelar las redes del narcotráfico entronizadas hace décadas deben ser también exigencias para ella, sin contar el problema que representa la pobreza de las naciones al sur, que catapulta a decenas de miles de migrantes ilegales cada año hacia Estados Unidos. Ello ubica a México en una nación de tránsito, obligada a lidiar con un problema que corresponde, realmente, a su poderoso vecino.

Ella debe sortearlos con el mismo vigor y autenticidad con que ha llegado a la presidencia.

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