Las decenas de miles de muertes provocadas por el ejército israelí pone en evidencia la demanda de la comunidad internacional de crear un Estado palestino en su territorio ancestral. Autor: AFP Publicado: 29/02/2024 | 11:12 pm
Por si faltara un último eslabón que dejara una marca imborrable, la matanza por Israel de más de cien civiles palestinos hambrientos y cerca de mil heridos, mientras aguardaban ayuda humanitaria, cerró con un baño de sangre el mes de febrero en Gaza.
Los hechos son tan estremecedores que ni siquiera las versiones de la prensa israelí pueden ocultar la magnitud de la barbarie.
Todas las opiniones coinciden en que las negociaciones en curso para un cese del fuego de 40 días y el canje de cautivos de ambas partes corre el riesgo de fracasar.
Las masacres ocurridas este jueves en el norte y sur de la Franja abren un nuevo capítulo de la guerra de exterminio emprendida por el Gobierno sionista del primer ministro Benjamín Netanyahu, después de ser humillado por el sorpresivo asalto militar a sus cuarteles el pasado 7 de octubre por el movimiento de resistencia palestina Hamás.
Un reporte al caer la noche del Ministerio de Salud palestino en Gaza puntualizó que el número de muertos resultantes del bombardeo en la rotonda de Nabulsi, en el norte de Gaza, aumentó a 112, y hay más de 700 heridos, mientras que el número de víctimas de la masacre de la calle Al-Rashid, en el sur, subió a 81 muertos y decenas de heridos.
Las tropas israelíes abrieron fuego contra cientos de personas que esperaban ayuda humanitaria al sur de la ciudad de Gaza, dijo el informe.
«Treinta mil muertos. Una estampida de hambrientos. Rehenes muriendo. La guerra en Gaza tiene que terminar». Con esa escueta sucesión de títulos, el diario Haaretz se posicionó ante la tragedia, en un comentario firmado.
«Hoy, cada ser humano puede sumar dos nuevos motivos para poner fin a la guerra. Hoy, el número de habitantes de Gaza asesinados llegó a 30 000. Y los palestinos en el norte de Gaza se pelearon por los camiones de ayuda», escribió la analista Dalia Scheindlin, con suficiente objetividad, pero asumiendo la versión de que la matanza frente a un camión de alimentos de la ayuda humanitaria fue un hecho incidental.
En el momento de escribir este artículo, subrayó la comentarista, al menos 112 palestinos han muerto y más de 700 han resultado heridos. Las redes sociales pueden decidir qué lado mató a cuántos, pero sé la verdad: la guerra los mató a
todos. La guerra tiene que parar».
Otros titulares de Haaretz de primera plana apuntan algunos de los aspectos que subrayan la gravedad del momento como: «El sufrimiento inhumano de los niños de Gaza».
«Biden tiene una visión para el futuro de Israel. Netanyahu no», afirma en otro análisis. Y a modo de conclusión expresa un criterio creciente, aunque sea acallado: «Liberar a los rehenes, establecer un Estado palestino: el camino de Israel hacia la normalidad».
Y para remachar, advierte otro peligro a la vista: «Nadie le está diciendo a los israelíes lo que significaría una guerra con Hezbolá», el movimiento político-militar libanés que, paso a paso, se ha ido involucrando en la contienda de Gaza debido a los bombardeos de la fuerza aérea a sus posiciones próximas a la frontera.