En el marco de la Asamblea General, sesionó el miércoles la reunión sobre Prevención, Preparación y Respuesta frente a Pandemias, un foro donde resonó alto la postura de Cuba en voz del Presidente Miguel Díaz-Canel, cuando puso a disposición de todos, las capacidades tecnológicas y científicas de su país y sus recursos humanos, para ayudar en tal sentido frente a pandemias presentes y futuras.
Entre los países miembros de la ONU que intervinieron en ese encuentro que se realizó en las salas de conferencia 1 y 2 de la sede neoyorquina de la máxima organización mundial, estuvo el primer ministro de Haití, Ariel Henry, quien hizo un enfático llamado de atención acerca de las desigualdades.
Henry lamentó el fracaso del mundo en la cooperación en favor de los países vulnerables y su falta de acceso a recursos vitales como vacunas y tratamientos, y señaló el retraso a la hora de compartir información sobre las epidemias, agentes patógenos y las secuencias genómicas durante la reunión, reportó Prensa Latina.
El Premier haitiano dijo que las dificultades obligan al compromiso para lograr un acuerdo sobre una financiación confiable y duradera, apoyo técnico, transferencia de tecnología y asignación equitativa de los recursos vitales, .
Henry enfatizó en la necesidad de una solidaridad mutua y de obligaciones compartidas. «Nadie estará seguro a no ser que todo el mundo lo esté», concluyó el Jefe de Gobierno haitiano.
A nombre de los 14 Estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), el presidente de la República Cooperativa de Guyana, Mohamed Irfaan Ali, afirmó que la Covid-19 expuso y exacerbó aún más la marcadas inequidades y desigualdades dentro y entre los países.
Nosotros vimos enfermedades graves y pérdidas de vidas, trastornos en la educación, graves efectos sobre el comercio y las cadenas de suministro globales, las crisis económicas y pérdidas generalizadas de empleo. Los servicios de salud esenciales se vieron severamente interrumpidos y los sistemas de salud colapsaron, recordó.
Con la pandemia se reafirmó la interconexión de nuestro mundo, así como nuestra responsabilidad como países, aunque sea común y diferenciada, dijo el mandatario guyanés, quien manifestó la expectativa de que esta cita sirva de catalizador para concluir negociaciones sobre un instrumento jurídicamente vinculante que tenga la equidad en su esencia.
Ante las dramáticas lecciones que dejó la Covid-19, incluso la Unión Europea remarcó el lastre que significan las desigualdades cuando su representante afirmó que esa pandemia dejó dos brechas claves al descubierto: la de la equidad y la de la capacidad para prevenir y prepararse para las pandemias.
Reconoció que cerrarlas requiere de acciones urgentes y concretas por parte de la comunidad mundial, y anunció que por eso el bloque europeo se ha involucrado en un proyecto para la fabricación de productos médicos, y que ha invertido más de mil millones de euros para aumentar la producción de vacunas con destino a África.
Esa conciencia, sin embargo, no fue visible por parte del Viejo Continente en lo más grave del azote del virus Sars-COV-2.
Precisamente en nombre del grupo de países de África, Etiopía recordó que la Covid-19 reveló el alcance de la fragilidad que caracteriza el nivel mundial de desigualdades entre y dentro de los países, a la luz del creciente número de personas afectadas y la incapacidad de los países para controlarlo, independientemente de su nivel de desarrollo.
Solo el 22 por ciento de la población está completamente vacunada en las economías de bajos ingresos, cuya mayoría está alojada en África, en comparación con el 75 por ciento en las economías de altos ingresos.
Ante ese acceso desigual y obstaculizado de los países en desarrollo, en particular de los africanos, a vacunas seguras, de calidad, eficaces, efectivas, accesibles y asequibles contra la Covid-19, el Grupo de Estados africanos destacó la necesidad de promover el derecho al desarrollo mediante el levantamiento y la abstención en la imposición de medidas coercitivas unilaterales, así como otras acciones económicas, financieras o comerciales que no se ajusten al Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.