Empujones, golpes, detenciones. De todo para intentar amedrentar a los periodistas palestinos. Autor: AP Publicado: 08/10/2022 | 09:33 pm
Hosam Salem, un fotógrafo palestino que durante cuatro años trabajó en Gaza como freelance para el The New York Times, informó que el periódico lo despidió después de que una organización proisraelí alertó al diario sobre las publicaciones de Facebook en las que había expresado su apoyo a la resistencia palestina.
Salem dice que la organización de cabildeo israelí Honest Reporting, que existe para atacar la narrativa palestina en Occidente, logró desacreditarlo a él y a otros dos periodistas palestinos que trabajaban para el Times.
El sitio web de noticias Mondo Weiss se hizo eco de la denuncia, y Salem, desde sus cuentas en Twitter y Facebook, lo denunció: «Lo que está ocurriendo es un esfuerzo sistemático para distorsionar la imagen de los periodistas palestinos como incapaces de confiabilidad e integridad, simplemente porque cubrimos las violaciones de derechos humanos que el pueblo palestino sufre a diario a manos del ejército israelí».
Para Mondo Weiss, y cualquiera que tenga un mínimo de respeto hacia la justicia, lo ocurrido al profesional palestino «contrasta con los tres reporteros judíos, Ethan Bronner, Isabel Kershner y David Brooks, que continuaron escribiendo sobre el tema para el The New York Times, incluso cuando sus hijos se alistaron en las Fuerzas de Defensa de Israel» y agrega que «el editor ejecutivo del Times en 2010 anuló la recomendación del editor público de que Bronner fuera removido del cargo de jefe de la oficina de Jerusalén diciendo que aquellos que cuestionaron su sesgo no deberían “permitirse negar al resto de nuestra audiencia la más alta calidad de informes”».
¿Por qué no se aplica igual razonamiento para Hosam Salem, quien comenzó a trabajar con el Times durante la gran marcha por la libertad de 2018 en Gaza y entre sus labores se cuenta el trabajo en la investigación del periódico sobre el asesinato del paramédico Razan al-Najjar?
«El artículo, en el que el New York Times había basado su decisión de despedirme, da ejemplos de publicaciones que escribí en mis cuentas de redes sociales, a saber, Facebook, donde había expresado mi apoyo a la resistencia palestina contra la ocupación israelí», señala el fotoperiodista, quien agrega: « Mis publicaciones antes mencionadas también hablaron de la resistencia de mi pueblo y de aquellos que fueron asesinados por el ejército israelí, incluido mi primo, que Honest Reporting describió como “terroristas palestinos”».
Coincidentemente con el post de Hosam Salem del 5 de octubre, conocíamos por CNN que durante una redada militar israelí en la aldea de Deir al-Hatab, cerca de Nablusa, Cisjordania, un joven palestino resultó muerto y dos periodistas heridos, quienes fueron identificados como Mahmoud Fawzy y Louay Samhan, fotoperiodistas de la cadena de televisión Palestine TV, de la Autoridad Palestina.
Uno de los post en Facebook de Hosam Salem.
Estamos viendo una situación repetida una y otra vez, que se hace cada vez más frecuente: los ataques evidentemente dirigidos a silenciar a la prensa que trata de dar a conocer al mundo la política sionista del apartheid y su accionar genocida hacia el pueblo palestino.
Ahmad Assaf, supervisor general de los Medios Oficiales de la Autoridad Palestina, informó que el equipo de Palestine TV estaba en la aldea para cubrir la incursión militar israelí, e incriminó a Israel por los «incesantes ataques contra los medios palestinos, que no se detuvieron por un día y tienen como objetivo oscurecer la verdad, enterrarla y aterrorizar a los periodistas palestinos».
Recordemos que el 11 de mayo pasado, mientras hacía la cobertura periodística de una redada militar israelí en Jenin, fue asesinada deliberadamente y a sangre fría la corresponsal del canal árabe Al Jazeera, Shireen Abu Akleh. Considerada como una brava voz que exponía al mundo las historias de horror de la vida diaria palestina, Akleh estaba claramente distinguida con un casco protector y un chaleco que exhibían la palabra PRESS (PRENSA) en su pecho y espalda. Parece que fue suficiente identificación para un soldado israelí.
Pocos días después, el 1ro. de junio, Ghofran Warasnah, de 31 años, fue abatida por los soldados cerca del campo de refugiados de Al-Aroub, al norte de Hebrón. Recién había comenzado a trabajar para una emisora local.
Según la agencia oficial de noticias Wafa, en 2021 las fuerzas de seguridad israelíes cometieron 384 violaciones contra periodistas que trabajan en el territorio palestino ocupado.
En lo que va de 2022, el Sindicato de Periodistas Palestinos ha registrado 80 asaltos físicos contra periodistas palestinos realizados por las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel y 35 profesionales han recibido heridas de balas.
Solo en el mes de mayo 16 miembros del gremio fueron detenidos o deportados de Jerusalén Este, mientras es práctica habitual que los militares destruyan las cámaras y otros equipos de grabación y roben teléfonos móviles para tratar de evitar la documentación gráfica de sus crímenes.
Un mural dedicado a Shireen Abu Akleh en el mismo lugar donde la periodista cayó asesinada por una bala israelí.Foto: Reuters.
Según Reporteros sin Fronteras, al menos 30 periodistas han sido asesinados por las fuerzas de seguridad israelíes desde el año 2000, incluidos el italiano de AP Simone Camilli y el camarógrafo y cineasta británico James Miller.
Israel ejerce una política sistemática de asesinato e intimidación, utiliza la violencia y viola también de manera impune las leyes internacionales, al amparo de sus socios occidentales, en especial de Estados Unidos, quienes acusan a cualquier crítico o denunciante de antisemitismo.
Simplemente no quieren que sus lentes capten la escena del crimen, ni que sus voces se alcen o escriban en redes sociales o en la prensa impresa la descripción exacta de la diaria violencia.
El New York Times se ha hecho cómplice del actuar de las autoridades de Israel al despedir a Hosam Salem por contar la verdad del genocidio.