A los participantes en la Cumbre acompañó la certeza de que los desafíos del mundo solo se resolverán con acciones multilaterales. Autor: EFE Publicado: 21/04/2021 | 11:56 pm
Marcada por el azote de una pandemia como la COVID-19, la Cumbre Iberoamericana tuvo en su 27ma. edición —momento, además, de su aniversario 30— un consenso generalizado de reclamo por el acceso equitativo a la vacunación, y una vocación multilateral basada en la conciencia de que nadie se salvará de la pandemia solo si no nos salvamos todos.
Tal fue la preocupación manifestada por la inmensa mayoría de los dignatarios. La certeza de que los desafíos del mundo solo se resolverán mediante acciones multilaterales, también fue ostensible.
La cita transcurrió en torno al tema Innovación para el desarrollo sostenible. Objetivo 2030. Iberoamérica frente al reto del coronavirus, y se efectuó de modo semipresencial con asiento en Andorra, sede que dejó la secretaría pro témpore en manos de República Dominicana, propuesta como escenario de la próxima Cumbre.
Uno de los primeros en hacer uso de la palabra y referirse a la injusticia del acceso desigual a las vacunas, fue el presidente boliviano, Luis Arce Catacora. Los países ricos han comprado más de la mitad del suministro de vacunas cuando sus ciudadanos solo constituyen el 16 por ciento de la población mundial. Más de cien países no han vacunado a uno solo y el 90 por ciento de habitantes en 70 naciones de bajos ingresos no lograrán vacunarse en 2021, graficó.
Arce Catacora estimó que el acceso a la vacuna debe ser visto como un derecho humano, y enfatizó que los esfuerzos no son suficientes para un acceso equitativo a insumos, medicamentos y vacunas. Por eso es urgente una reforma de los estándares internacionales, en especial, los referidos a propiedad intelectual, expuso.
El panorama había sido descrito en el mensaje enviado al foro por el titular de la ONU, António Guterres, quien expresó su preocupación profunda porque muchos países de bajos ingresos aún no hayan recibido una sola dosis. Si eso sigue, la vacunación en los países en desarrollo puede durar años. Según Guterres, la vacunación «es la prueba moral mayor de nuestros tiempos».
«Necesitamos menos discursos y más acciones concretas», exhortó el presidente panameño, Laurentino Cortizo. Y Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras, aseguró que «al día de hoy, hemos recibido muy pocas vacunas, a cuentagotas (…) Las vacunas deben llegar a todos por igual».
La propuesta que podía emerger
Del otro lado de las denuncias estuvo el ofrecimiento del presidente español, Pedro Sánchez, de que su país pondrá a disposición de América Latina y el Caribe entre el cinco y el diez por ciento del total de vacunas contra la COVID-19 que reciba España en este año, una cantidad equivalente a 7,5 millones de dosis al finalizar 2021.Era la propuesta que podía emerger de uno de los dos únicos países no subdesarrollados del conglomerado.
En el encuentro quedó evidenciado que lo puesto en cuestionamiento por la enfermedad es el orden mundial, con llamados a revisar la arquitectura de la deuda y el financiamiento para que todos los países puedan cumplir sus compromisos frente al cambio climático.
Una nación pobre pero con el énfasis puesto en el desarrollo científico y tecnológico en función del bien social de su ciudadanía como Cuba, ejemplificó en la voz de su Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, su ayuda a 40 países y territorios, mediante la colaboración médica.
En el cónclave se expuso la certeza de que hará falta cooperación y voluntad de las naciones ricas y los organismos financieros para hacer frente a la crisis económica en que la pandemia ha sumido al mundo.
Tal postura pasó por los ya escuchados pedidos de alivio a la deuda externa y de prórroga de la iniciativa de la suspensión de servicios de deuda, con extensión a los países de ingreso medio con alta vulnerabilidad.
Esa fue la propuesta del presidente argentino, Alberto Fernández, precedido en esa posición por António Guterres.
Con la mira puesta en la recuperación afloraron también los llamados al multilateralismo que reiteró el jefe de Gobierno del Principado de Andorra, Xavier Espot, quien dijo que la cooperación es posible a pesar de las diferencias políticas.
Un audiovisual sobre República Dominicana precedió las palabras de su presidente, Luis Abidaner, quien, al recibir la presidencia pro témpore de la Cumbre en su calidad de mandatario de la próxima sede, exhortó a los países desarrollados a contribuir para hacer posible el financiamiento a los países en desarrollo de la región.
La cita dejaría aprobados una Declaración de principios, el Plan de Acción y 16 resoluciones especiales.
Agenda extraiberoamericana
La ausencia de Estados Unidos del foro iberoamericano no impidió que, como en otras ediciones de las cumbres, tratara de imponerse esa agenda, en este caso contra Venezuela, postura protagonizada por el presidente de Colombia, Iván Duque, secundado por los representantes de Chile, Ecuador, Uruguay y Brasil: posiciones disidentes del espíritu de cooperación frente a la COVID-19 que primó en la Cumbre, en la pretensión de cuestionar la democracia venezolana y, además, ignorar las sanciones de Estados Unidos que originan la crisis económica en esa nación.
Al hacer uso de la palabra, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, consideró que esta ha sido una de las cumbres más productivas en cuanto a la coincidencia de visiones y propuestas y en medio de una de las peores pandemias que ha conocido la humanidad, y pidió excusas «por las voces menores de intolerancia de la subregión latinoamericana».
Delcy Rodríguez rechazó cualquier pretensión de que el suelo venezolano sea usado para el narcotráfico. Este es un suelo sagrado, aseveró, y luego llamó a respetar la voluntad del pueblo de Venezuela.
Igualmente, manifestó su confianza en la cooperación. En esta comunidad, donde hay dos países víctimas de un bloqueo y medidas unilaterales, se puede abrir todos los puentes y espacios para el diálogo. Además, recordó los recursos financieros del Estado venezolano que han sido secuestrados en virtud de las sanciones y llamó a sumar espacios comunes de cooperación, al tiempo que transmitió el mensaje del presidente Nicolás Maduro «de unirnos».
También el canciller nicaragüense, Denins Moncada, abogó por el fin de las medidas coercitivas unilaterales y expresó su solidaridad con Venezuela y Cuba, víctimas de esas sanciones. Los retos demandan más unidad latinoamericana, sentenció.
A su turno, el Presidente Miguel Díaz-Canel se había pronunciado por una Iberomérica inclusiva para favorecer el avance de nuestras naciones, y rechazado, igualmente, la imposición de medidas unilaterales. El Presidente cubano llamó a reconocer que la República Bolivariana de Venezuela es un Estado soberano, a cesar la intromisión, y actuar con respeto a la Carta de la ONU y la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de paz.