Intolerancia al estilo Trump-Netanyahu Autor: NYT Publicado: 15/08/2019 | 11:16 pm
Si alguien duda de que el maridaje de Donald Trump y Benjamín Netanyahu constituye una ofensa para la humanidad, la más reciente arremetida de ambos desde el racismo, y el extremismo marcado por la discriminación religiosa, constata que los mandatarios de Estados Unidos e Israel son una perfecta desgracia, ejemplos de una conducta autoritaria y violadores de la democracia que afirman defender.
Las representantes demócratas Rashida Tlaib (de Michigan y de padres palestinos) e Ilhan Omar (de Minesota y de origen somalí) —las únicas musulmanas integrantes del Congreso de EE. UU.—, fueron advertidas por un tuit del canal de noticias israelí Mako de que tienen prohibido entrar a Israel y, por supuesto, a los territorios palestinos ocupados. Una decisión del Primer Ministro sionista que contó con la instancia desde Twitter del señor de la Casa Blanca, quien urgió a la prohibición aduciendo la falsedad de que ambas congresistas son «antisemitas».
Tlaib y Omar forman el cuarteto que Trump llama el Escuadrón —junto a otras dos mujeres miembros de la Cámara de la Representantes que pertenecen a las minorías, la neoyorquina de origen puertorriqueño Alexandria Ocasio-Cortez, y la afroamericana Ayanna Pressley (de Massachusetts).
El grupo es centro de continuos ataques racistas del Presidente, quien desató no hace mucho un gran escándalo cuando las exhortó a que «regresaran a sus países de origen» si no les gustaba EE. UU. Le molestan sus posiciones críticas ante los males de un sistema que no mira hacia los más necesitados de la ciudadanía.
Ayanna Pressley, ante esta nueva agresión trumpiana describió la intríngulis del problema: «Son miembros del Congreso debidamente elegidas y no podemos permitir que sean marginadas, discriminadas ni atacadas por su género, sus creencias religiosas ni su origen étnico». A lo que añadió: «Eso no es lo que somos como país y debemos reevaluar nuestras relaciones con cualquier país que busque prohibir a los estadounidenses y amenazar la seguridad de cualquier persona, incluidos los funcionarios del Gobierno».
Como dijo en una ocasión Ocasio-Cortez: «El Presidente ciertamente no inventó el racismo, pero definitivamente le ha dado una voz».
La intolerancia que toma vuelo con las posiciones del Primer Ministro sionista y el Presidente imperial muestran la verdadera cara de estos poderosos, exponentes del apartheid de estos tiempos. El de Israel que impide a todos los palestinos el derecho a su Estado y a sus tierras ocupadas; el de EE. UU. construyendo un valladar para impedir la migración de los latinos o negar la entrada de refugiados desde países árabes y musulmanes.
En el trasfondo, han querido impedir la denuncia de la ocupación y de los ilegales asentamientos judíos en tierras palestinas, pues Tlaib y Omar favorecen el movimiento mundial contra la política del sionismo conocido como BDS (Boycott, Divestment and Sanctions-Boicot, Desinversión y Sanciones), y tenían programado visitar Palestina, como alternativa al tour vacacional de Israel en que participan unos 70 legisladores estadounidenses y que es organizado todos los años por el poderoso lobby judío, uno de los mayores financistas de las campañas electorales estadounidenses.
El ominoso contubernio Washington-Tel Aviv sale nuevamente a flote, y Trump no es remiso a dar «consejos» conminatorios a su par Netanyahu, farsantes ambos y promotores de una falsa democracia.