Miguel Díaz-Canel, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, participa en el segmento de alto nivel de la VIII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), que sesiona hoy en Managua, capital de Nicaragua Autor: Estudios Revolución Publicado: 29/03/2019 | 03:56 pm
MANAGUA, Nicaragua.- En un ambiente que convidó a fortalecer la unidad y la solidaridad entre los pueblos de la región para enfrentar grandes desafíos del planeta, en especial los del cambio climático, comenzó en la mañana de este viernes el VIII Encuentro de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), al cual asistió el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
El Centro de Convenciones Olof Palme abrió sus puertas al segmento de alto nivel que tuvo como antesalas el encuentro de expertos realizado el miércoles, y la XXIV Reunión Ordinaria del Consejo de Ministros de la AEC, celebrada el jueves. Las primeras palabras pronunciadas en la cita estuvieron a cargo del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien saludó, uno por uno, a cada dignatario presente.
Ortega habló del gran orgullo que significa para su pueblo ser anfitrión del VIII Encuentro. Y en referencia al lema de la cita –que reza Uniendo esfuerzos en el Caribe para enfrentar el cambio climático- comentó que se trata de un verdadero reto, un verdadero desafío para los integrantes de la AEC, para los países que estamos en la cintura del continente, desde Panamá a Guatemala, el hilo más frágil.
El desarrollo, reflexionó Daniel Ortega, debe ser sostenible, no puede convertirse en un crecimiento destructor que favorezca a los países que históricamente lograron ponerse en punta en el transcurso de procesos civilizatorios y que luego comenzaron a disputarse la hegemonía, lo cual ha desatado guerras y una carrera armamentista cuya víctima principal, meditó, es lo más valioso que tiene el planeta: la especie humana.
Sobre el VIII Encuentro, el mandatario nicaragüense habló de la importancia no solo de tomar acuerdos sino de poder hacerlos cumplir. Inmersos en un mundo complejo y violento, argumentó, lo importante es que desde la AEC se esté levantando la bandera; se estén uniendo esfuerzos en el Caribe para enfrentar los cambios climáticos con la bandera de la responsabilidad, de la seriedad, de la convicción que tienen nuestros pueblos acerca de que hay que librar la batalla para enfrentar el cambio climático.
Por su parte June Soomer, Secretaria General de la AEC, dijo que la organización, aunque ha pasado trabajo en algunas de sus etapas, llega hoy con fuerza a su aniversario 25, en un momento de revitalización. Hermosamente, comparó al organismo regional con una familia, esa en la que nunca faltan las contradicciones y en la que casi siempre, al terminar el día, todos logran entenderse.
En nombre de la República Bolivariana de Venezuela hizo uso de la palabra Aristóbulo Istúriz, vicepresidente sectorial para el Desarrollo Social y Territorial en su país. Recordó los desafíos de un mundo polarizado, de contrastes, e hizo hincapié en la necesidad de forjar un destino común. Venezuela, afirmó, tiende su mano solidaria, y continuará trazando estrategias que sean compartidas por los pueblos de la región.
Asimismo reconoció el liderazgo que ha venido mostrando en estos años la AEC, y felicitó el proceso de revitalización del organismo regional. Con gran orgullo recordó que escenarios como los del VIII Encuentro sirvieron en otros momentos de plataforma para expandir las estructuras de integración en la zona. Creemos firmemente, expresó, que compartimos historia común y compromiso para garantizar el desarrollo de nuestros pueblos. Nos encontramos aquí para fomentar las relaciones de cooperación entre nosotros, y para practicar la tolerancia y convivir en paz.
Finalmente agradeció a todos los países del Caribe por la solidaridad mostrada en estos momentos con el pueblo venezolano que hoy está siendo agredido y da pruebas de una gran resistencia.
Cuba y su voz en la cita
Ante los Jefes de Estado y Gobierno y Jefes de Delegaciones, ante todos los asistentes al VIII Encuentro de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), el Presidente Díaz-Canel Bermúdez dio inicio a sus palabras evocando a nuestro Poeta Nacional, Nicolás Guillén, «voz singular entre las grandes voces de esta región», quien, dijo el Jefe de Estado, «dedicó al mar que nos une, un poema breve con el que me gustaría saludarlos».
Entonces Díaz-Canel Bermúdez recordó los versos titulados El Caribe:
En el acuario del Gran Zoo,
nada el Caribe.
Este animal
marítimo y enigmático
tiene una cresta de cristal,
el lomo azul, la cola verde,
vientre de compacto coral,
grises aletas de ciclón.
En el acuario, esta inscripción:
«Cuidado: muerde».
«De la cresta de cristal que hace frágil a nuestro Caribe, detalló Díaz-Canel, nos hablan estos versos de Guillén. Y también de la fiera que nos habita. Fragilidad y fiereza nos distinguen. Fragilidad y fiereza nos unen. Y en la unión, ya lo sabemos, está la fuerza».
Seguidamente el mandatario expresó que de esa fuerza que sólo sostiene la unión, ha nacido la muy oportuna Declaración de Managua que adoptará este Encuentro, con el título Uniendo esfuerzos en el Caribe para enfrentar el cambio climático, un tema que ha generado preocupaciones crecientes en las últimas décadas. Y trajo a colación la alerta, hace casi 30 años, del Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, cuando en la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro, en 1992, advirtiera que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
De ese peligro, como comentó Díaz-Canel Bermúdez, conoce bien el Caribe «porque sufre con frecuencia sus impactos. Seguramente por eso, desde su Segunda Cumbre, en Santo Domingo, en 1999, la Asociación de Estados del Caribe incluyó entre sus líneas de trabajo la concertación y cooperación en cuanto al cambio climático y la reducción del riesgo de desastres.
«Las causas del cambio climático han sido claramente identificadas por la comunidad científica y reconocidas por prácticamente todos los gobiernos.
«Pero, ni los esfuerzos desplegados ni los compromisos internacionales en materia medioambiental resultan suficientes para detener el alarmante aumento de la temperatura global y para estabilizarla en el entorno de 1.5 grados Celsius, como es el reclamo de los países en desarrollo».
El Presidente cubano afirmó que «los más desarrollados, principales responsables de la situación insostenible de hoy, deben honrar el compromiso de aportar 100 mil millones de dólares anuales, como mínimo, en apoyo a las acciones de los países en desarrollo.
«Debe prevalecer, resaltó, el compromiso global para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con base en el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas, y un marco de cooperación internacional que asegure los recursos y la transferencia de tecnologías necesaria a los países en desarrollo.
«Se precisa la modificación de los patrones de producción y consumo que nos han sido impuestos, y la promoción de un orden económico internacional justo, democrático y equitativo para enfrentar el cambio climático y alcanzar el desarrollo sostenible».
Enfrentando tempestades
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba declaró en su discurso que «la intensidad y persistencia de fenómenos naturales de diversa índole en el Gran Caribe, nos castiga constantemente con los efectos adversos del cambio climático, en particular a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
«Vivir entre ciclones, dijo, ha condicionado nuestras vidas; ha modificado nuestras geografías y dinamizado nuestras migraciones”. Esa condición, en su entender, “nos ha educado en la necesidad de estudiar más los fenómenos que nos acechan y trabajar por revertir sus daños. La Revolución cubana tuvo que aprender muy pronto y muy duramente esas lecciones, desde el ciclón Flora, que en 1963 dejó bajo las aguas a la antigua provincia de Oriente, sepultando más de mil personas».
«La historia más reciente, subrayó Díaz-Canel Bermúdez, nos dice que en los peores momentos nos ha salvado actuar unidos. Creemos firmemente que sólo nuestra unidad y cooperación mancomunada nos permitirán enfrentar los peligros y afectaciones de los eventos meteorológicos y asumir la recuperación posterior».
La solidaridad, hizo hincapié, tiene que ser un principio fundamental para los miembros de la Asociación de Estados del Caribe. Y en esa línea de pensamiento reiteró «el invariable apoyo de Cuba, en todas las circunstancias, al derecho de los pequeños Estados insulares y naciones en desarrollo a recibir un trato especial y diferenciado en el acceso al comercio y las inversiones».
Foto: Estudios Revolución
La hostilidad imperial y la hermandad entre nuestros pueblos
La obsesión imperial de dominar a los pueblos que eligen ser soberanos, sigue intacta. Nada ha cambiado en tal sentido. Por eso en su intervención de este viernes el Jefe de Estado de la República de Cuba no pasó por alto que el Presidente de los EEUU, el Secretario de Estado y el Asesor de Seguridad Nacional hayan declarado que la Doctrina Monroe es tan relevante hoy como el día en que fue escrita.
«Esos planteamientos y las acciones consiguientes, definió el Presidente cubano, desafían nuestra Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno, en enero de 2014, en La Habana, en ocasión de la II Cumbre de la CELAC.
«Entonces declaramos nuestro compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza en esta región; con el estricto cumplimiento de la obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado; con fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales, o niveles de desarrollo; de practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos; el compromiso de los Estados de la América Latina y el Caribe de respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones; la promoción en la región de una cultura de paz basada, entre otros, en los principios de la Declaración sobre Cultura de Paz de las Naciones Unidas».
Nuestras naciones, enfatizó Díaz-Canel, «precisan continuar trabajando unidas. Es nuestro deber proteger, entre todos, la paz y preservar lo alcanzado, seguros de que la situación actual de confrontación y amenazas va a ser superada».
Solidaridad
En lo alusivo a Cuba, Díaz-Canel Bermúdez denunció que la Isla «ha sido objeto de un endurecimiento irracional y perverso del bloqueo de los Estados Unidos, cuya administración ha desatado, al mismo tiempo, una campaña de manipulaciones, mentiras y pretextos para sostener una práctica de persecución y acoso que la comunidad internacional rechaza y condena abiertamente».
Por tal motivo agradeció «profundamente la posición de todos los países de la región, en oposición a esta política irracional, ilegal y cruel contra nuestro pueblo».
«Por encima de diferencias políticas o ideológicas, expresó el Presidente cubano, llamo a todos los gobiernos del Caribe a defender la paz y oponerse a una agresión militar y la escalada de medidas económicas coercitivas contra Venezuela que dañan gravemente a sus ciudadanas y ciudadanos y ponen en riesgo la estabilidad de toda la región.
«Reiteramos igualmente nuestra solidaridad y apoyo al Gobierno de Reconciliación y de Unidad Nacional de la República de Nicaragua ante los intentos de desestabilización y celebramos el proceso de negociación para asegurar la paz y preservar los avances sociales y económicos logrados en esta hermana nación».
Defender la unidad en la diversidad
El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez dijo a los presentes en el VIII Encuentro de la AEC, que «fieles a nuestra visión de defender la unidad en la diversidad como en innumerables ocasiones el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, ha fundamentado en foros como este; los convocamos a continuar trabajando de conjunto, concentrándonos en lo mucho que nos une, incomparablemente superior a lo poco que nos separa y a priorizar el cumplimiento de los acuerdos del XXIII Consejo de Ministros referidos al fortalecimiento y la revitalización de la Asociación».
El Jefe de Estado de la Isla caribeña definió a la unidad como la única alternativa frente a los enormes retos que enfrenta la región; y subrayó que los Estados miembros de la AEC comparten la responsabilidad de evitar la fractura de los consensos construidos en todos estos años, para lo cual deben seguir transitando los caminos de la solidaridad.
En cuanto a Cuba, Díaz-Canel Bermúdez afirmó que ella «proseguirá trabajando a favor de esa unidad y por la consolidación de nuestra Asociación, y esperamos que esta importante reunión contribuya decididamente a ello».
Declaración de Managua
Del 8vo. Encuentro de la AEC ha surgido una Declaración final donde se reafirman la vigencia y relevancia de los principios y objetivos establecidos en el Convenio Constitutivo de la AEC, y la importancia de esa entidad como organismo de consulta, concertación y cooperación para avanzar en la unidad e integración del Gran Caribe.
La Declaración celebra con entusiasmo el aniversario 25 de la Constitución de la Asociación de Estados del Caribe, el cual se cumplirá el próximo 24 de julio. En ella se destaca, además, el proceso de revitalización del organismo, iniciado con la Declaración de La Habana en 2016.
Las líneas del documento destacan «la vital importancia del Mar Caribe como activo común de nuestros pueblos y el papel unificador que ha desempeñado en nuestra historia e identidad»; y reconocen que los pequeños estados insulares en desarrollo, las zonas costeras del Gran Caribe y las del istmo centroamericano, constituyen una de las regiones más vulnerables del planeta ante los efectos negativos del cambio climático global.
La Declaración reconoce también la necesidad de brindar especial atención a la gestión integral de reducción de desastres, con el consiguiente destaque del enfoque preventivo. Asimismo resalta la creciente solidaridad y cooperación demostrada entre los pueblos y gobiernos del Gran Caribe con las comunidades afectadas por los efectos del cambio climático.
Entre otros conceptos aprobados en el 8vo. Encuentro, se reitera el compromiso y respeto irrestricto de la AEC ante los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y los principios del Derecho Internacional, el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; el fomento de las relaciones de amistad entre las naciones; la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales; la igualdad soberana de los Estados; el cumplimiento de buena fe de las obligaciones contraídas; la solución pacífica de controversias; la prohibición del uso o amenaza del uso de la fuerza contra la integridad territorial o independencia política de cualquier Estado; y la no injerencia en los asuntos internos; requisitos indispensables para preservar al Gran Caribe como una zona de paz y cooperación, en correspondencia con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Por tal razón la Declaración rechaza la aplicación de medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional que atenten contra la paz y la prosperidad del Gran Caribe; y reafirma el llamado al gobierno de Estados Unidos de América a que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a Cuba, y a la Ley Helms-Burton.