LIMA, Perú.— La firme y digna postura de Cuba en la voz de su canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, cerró en alto la plenaria de la 8va. Cumbre de las Américas.
Era aquella la segunda intervención del Ministro cubano del Exterior, y no estaba planificada.
A su turno, el Canciller ya había hecho uso de la palabra para alertar del peligro del retorno del uso de la fuerza, las medidas coercitivas unilaterales y hasta los golpes militares para restablecer la hegemonía imperialista y restaurar en el continente el neoliberalismo salvaje, al tiempo que calificaba de afrenta la ausencia de Venezuela de la cita, y advertía otra vez al imperio que Cuba no aceptará amenazas ni chantajes de aquel Gobierno.
Sin embargo, la intervención del vicepresidente Mike Pence —último orador previsto quizá por aquello de sentirse también, tal vez, anfitrión en una cita inventada por su país para imponer sus designios y políticas sucias, como lo demostró aquí— fue otra vez la maniquea sarta de falacias con que Washington intenta agredir a Venezuela y a Cuba.
Sustituto de un mandatario desacreditado, entre tantas malas decisiones, por el propio hecho que lo retuvo en Washington —el alarmante e injustificado ataque contra Siria—, Pence parecía, sin embargo, tranquilo con su ¿conciencia? cuando se ufanó de los bombardeos en aquella nación, y siguió mostrándose experto en ese arte de mentir con que, hace ya tiempo, Washington justifica sus cruzadas contra el mundo.
Ofendió Mike Pence también a todos los latinoamericanos al atreverse a usar palabras de Simón Bolívar para agredir a una nación cuyo derrotero está guiado, precisamente, por la impronta del Libertador.
Y mintió cuando dijo que su país quiere «libertad» para un hemisferio que, por el contrario, la administración de Donald Trump pretende volver a convertir en su traspatio; cuando calificó a Venezuela de «Estado fallido» —término con el que se quiere justificar una intervención—; cuando dijo que EE. UU. apoya «al pueblo cubano» que quiere «la libertad».
¿De qué libertad hablaba Pence? De qué pueblo cubano?
Y llegó a ser insultante cuando calificó a la Isla solidaria de «dictadura» que ha tratado de «exportar sus políticas fallidas» y «están apoyando a Venezuela».
Pero se quedó sin palabras una vez que el Canciller cubano, de nuevo ante el micrófono, refutó su gastado discurso y, al hacerlo, también lo emplazó:
«Quiero preguntarle si la Doctrina Monroe guía o no a su Gobierno y a su política hacia América Latina», cuestionó el Canciller de Cuba.
Y Mike Pence, incapaz ya de ocultar esa verdad, dio la callada por respuesta.