Enjundiosas exposiciones a salón lleno, calificados ponentes y un público diverso en procedencia académica y hasta en edad mostraron, en el inicio del trigésimo quinto ciclo de conferencias, la altura adquirida por estos encuentros anuales que el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) organiza desde 1982 para alentar, desde la ciencia, la teoría y la práctica del desarrollo.
En la apertura, Ramón Pichs Madruga, director del CIEM, afirmó que el Ciclo de Conferencias sobre Economía Mundial —que así se nombra el evento— permite completar los proyectos del Centro, calibrar los resultados investigativos e integrar, en torno a las intervenciones, a los especialistas propios con una red de más de cien colaboradores inscriptos.
Tal aserto pudo comprobarse desde el recordatorio que, antes del plato fuerte de la mañana, se hizo de hondos sucesos que sacudieron, más que economías, los corazones: el centenario de la Revolución de Octubre, los 50 años de la caída del Che y el primer aniversario de la muerte de Fidel, enlazados por la visión común de Lenin, el Guerrillero Heroico y el guía del Moncada del socialismo como única senda del bienestar de la humanidad.
El ciclo, que se extenderá hasta el viernes, presentó en su primera jornada la conferencia «Economía y política económica de Estados Unidos y su impacto global», a cargo de Faustino Cobarrubia Gómez, y el panel «Ciencia, tecnología y brechas sociales», coordinado por Blanca Munster Infante con la participación de Guillermo Andrés Alpízar y Jonathan Quirós.
En el primero de esos estudios, Cobarrubia disertó acerca de una economía tan impredecible como el propio presidente Donald Trump pero, lejos del maniqueísmo que simplifica en colores oscuros todo lo que se asocie a ese centro de poder, explicó las auténticas amenazas que significa ese imperio sirviéndose incluso de los indicadores económicos positivos, que los tiene… hasta ahora.
El especialista del CIEM expuso las luces y sombras del legado económico que Obama dejó a Trump y ofreció elementos de cómo el magnate de la Casa Blanca maneja, o cree manejar, una burbuja que hasta los modelos matemáticos sugieren está al explotar en una nueva recesión.
Lidiando no solo con sus serios problemas de imagen, de torpeza en torpeza, Donald Trump gobierna en un contexto de desaceleración mientras el mundo asiste a una etapa de transición hegemónica que no cuestiona el quién sobrepasará a EE. UU. —China— porque solo es cuestión de cuándo. Y sus respuestas proteccionistas prometen protegerle poco.
Por su parte, Munster, Andrés y Quirós articularon en sus intervenciones valiosos detalles sobre la apropiación monopólica de las patentes y la imposición global de políticas excluyentes para expoliar a los pueblos y, encima, privarlos de los beneficios que puede generar el más importante de sus recursos: el conocimiento.
Se detuvieron en el aumento de la brecha Norte-Sur y de la exclusión generada desde las trasnacionales, así como en la reducción del peso de América Latina en la gestión de patentes, concentradas, en franco desequilibrio regional, en Brasil, México, Argentina y Colombia.
Estos analistas ahondaron en la necesidad de estudiar las brechas sociales, también, a partir de dimensiones más cualitativas y humanas que las que suelen emplearse. Las miradas deben incluir seguridad física, calidad del empleo, empoderamiento real, conectividad social, bienestar sicológico y subjetivo, entre otros no «tradicionales».
El ciclo contempla para hoy temas económicos sobre América Latina y el Caribe, Europa y los efectos del «brexit» y la proyección global de la economía china. Mañana viernes, la agenda incluye conferencias acerca de energía y cambio climático y en torno a los conflictos de la economía mundial en este año y las perspectivas para el 2008.