Tabloides, carteles, afiches, plegables con información sobre la Cumbre y la historia de lucha de nuestros pueblos atrajo la atención de muchos. Autor: Juvenal Balán Publicado: 21/09/2017 | 06:07 pm
CIUDAD DE PANAMÁ.— El pequeño Elías Brunot no imagina cuánta historia hay en ese sitio adonde llegó el jueves último. Tiene tres años de edad y a su alrededor solo observa una enorme multitud de personas —de todas las edades— con cientos de banderas, carteles, afiches, tabloides, pulóveres revolucionarios… que libra una batalla verdadera por la integración de las Américas, desde el diálogo, la participación y el hermanamiento de los pueblos.
Está allí en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, un espacio de gran simbolismo para los cubanos, pues allí fue planificado un intento de magnicidio contra el líder histórico de la Revolución Cubana en el año 2000. Lo veo gritar junto a su padre Roberto Brunot, representante del comité ecuménico panameño: Obama, deroga el Decreto ya.
En no pocos espacios de la Cumbre de los Pueblos saltaba a la vista la presencia del hombre y la mujer de nuestra América, acompañados de sus hijos, del Hombre Nuevo. Foto: Juvenal Balán
Me sorprende esa imagen. Estoy seguro que en escenarios como esos se aprende a amar y defender la Patria verdadera. Entonces hablo con su padre, quien ha estado muy activo en la Cumbre de los Pueblos, que sesionó paralela a la VII Cumbre de las Américas, en el Paraninfo.
Me dice que cuando Elías crezca aún más, sabrá de un voraz imperialismo que ha querido hundir y bloquear la unidad y el desarrollo de los pueblos hermanos y sobre todo que con mentiras, chantajes y ofensas se creen dueños del planeta, y sabrá también de la resistencia de millones de panameños, cubanos, venezolanos, colombianos, ecuatorianos… que han defendido sin temor a equivocarse el presente y futuro de las naciones. Por eso lo traje hasta aquí.
Roberto asegura que está muy feliz de que Cuba haya venido a participar por mérito propio a esta Cumbre. «No es una concesión con nadie ni de principios, ni un regalo que le han hecho. Es importante que no solo haya venido su Gobierno sino los legítimos representantes de la sociedad civil, del pueblo cubano, y sobre todo la juventud revolucionaria».
El hombre de los pueblos originarios habló del presente y futuro, sin renunciar al pasado. Foto: Juvenal Balán
Entre intensos aplausos y vítores ante los debates que sucedían en la carpa del ALBA, montada en el mismo Paraninfo —donde conversamos—, dijo que después de muchos años de lucha pareciera a veces que todo ha sido en vano y que existe un vacío. Sin embargo «cuando uno ve a personas tan decididas y convencidas como las del pueblo cubano , eso le da a uno esperanza, y que la semilla de la unidad ha caído en buena tierra, para conquistar esa Patria para todos, en paz, solidaria y con justicia social.
«He visto, sobre todo, a unos jóvenes aguerridos, combativos y con argumentos verdaderos para seguir construyendo las Américas, y ello está vigente en la impresionante y contundente intervención del Presidente Raúl, quien repasó minuciosamente la historia de los cubanos y latinoamericanos y caribeños todos, esa que no podemos olvidar, pues ahí está el camino del presente y el futuro de la región.
«La respuesta de Raúl fue categórica. Le dio una lección de sabiduría y de ejemplo al mundo y en especial al imperialismo. Con ello Obama podrá comprender las razones que Cuba y Nuestra América tienen para odiar al Gobierno norteamericano», dijo, y agradeció la inmensa oportunidad de compartir con la representación cubana y seguir conociendo su verdadera historia.
Como esas, otras miles de expresiones se escucharon también en las afueras de la carpa, pasillos, stand…, donde colombianos, venezolanos, ecuatorianos, brasileños…, con los cuales este reportero dialogó, se mostraron satisfechos, agradecidos e inmensamente representados en la histórica primera intervención del Presidente cubano en una Cumbre de las Américas, que provocó una ovación en la sala donde se celebró la reunión.
Se equivocaron quienes intentaron humillar a Cuba; la bandera de la estrella solitaria brilló con luz propia, en las manos de sus verdaderos representantes. Foto: Juvenal Balán
Nadie dudará que la Cumbre de los Pueblos fue un espacio que dejó bien claro que ningún imperio podrá resquebrajar la unidad lograda a través de los movimientos sociales y los Gobiernos populares de la región. Más razones tiene entonces Roberto para explicarle a su hijo la necesidad de que, como dijera el Che, hay que ser «capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo».
*Delegado cubano al IV Foro de Jóvenes de las Américas