Convoy de soldados de EE.UU., Estonia, Letonia, Lituania y Gran Bretaña en entrenamiento de la OTAN. Autor: Ministerio de Defensa de Letonia Publicado: 21/09/2017 | 05:55 pm
MOSCÚ/KIEV, septiembre 3.—El presidente de Rusia, Vladimir Putin, presentó este miércoles un plan de paz de siete puntos para el este de Ucrania tras conversación telefónica con su par ucraniano, Petro Poroshenko, después de la cual Kiev anunció un acuerdo para el alto el fuego y se produjeron rectificaciones y polémicas sobre sus términos.
La presidencia ucraniana habló primero de «un acuerdo sobre un alto el fuego permanente», pero más tarde precisó en otra nota que se trata de «un régimen de alto el fuego», informa la agencia EFE.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, apuntó a su vez que «Rusia no puede acordar el alto el fuego porque no es parte en el conflicto» armado en Ucrania y, poco después, el propio Putin explicó que su propuesta debería ser acordada entre las autoridades ucranianas y los separatistas prorrusos, y sugirió que el arreglo podría salir de la ronda de consultas del Grupo de Contacto para Ucrania, previstas en Minsk, capital belarusa, para el próximo viernes.
La propuesta de Putin contempla el fin de las operaciones ofensivas de ambas partes en el sudeste de Ucrania, el repliegue de las unidades de Kiev a una distancia de las ciudades que excluya posibles cañoneos artilleros contra estas, el control internacional del alto el fuego, la exclusión del empleo de aviación contra civiles y la puesta en marcha de un canje de prisioneros con la fórmula «todos por todos».
Igualmente, la iniciativa del líder ruso incluye la apertura de corredores humanitarios para el movimiento de refugiados y ayuda material a los asentamientos de Donetsk y Lugansk, así como el envío de especialistas para reparar infraestructuras destruidas en la región.
El plan de Putin llega en vísperas de que la Unión Europea apruebe una nueva ronda de sanciones contra su país bajo el argumento no probado de que Moscú interviene en la crisis de Ucrania, y en momentos en que el Gobierno de Kiev sufre la exitosa contraofensiva de las milicias rebeldes, que en poco más de una semana han recuperado decenas de localidades y abierto un tercer frente en el sur de la región de Donetsk.
Hasta ahora, las reacciones a la idea han sido dispares. El presidente ucraniano Petro Poroshenko aseguró que la paz es ahora mismo «el objetivo número uno» y que no permitirá que algunos políticos de su país «jueguen a la guerra» cuando «el pueblo quiere la paz»; sin embargo, su propio primer ministro, Arseni Yatseniuk, calificó el plan ruso como un «intento de embaucar a la comunidad internacional».
Miroslav Rudenko, uno de los líderes de los rebeldes, afirmó que los sublevados cesarán la lucha «si Kiev repliega sus tropas desde los núcleos poblacionales o, mejor aun, desde el territorio» de las regiones de Donetsk y Lugansk.
Paradójicamente, a las palabras de Poroshenko su Gobierno anunció que del 16 al 26 de septiembre próximos 1 200 militares de 11 países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, realizarán en Ucrania el ejercicio «Rapid Trident».