El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, expresó su preocupación de que lo ocurrido en Chipre pueda repetirse en otros países, donde existen problemas con las finanzas. Autor: EFE Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
MOSCÚ, marzo 27.– Las autoridades en Moscú siguen con atención el desarrollo de los acontecimientos en Chipre, mientras afloran enfoques de diversos matices sobre el impacto directo del caso chipriota.
El peso de las inversiones rusas en la isla y los colosales intereses en el sistema bancario de ese país colocan hoy la crisis de deuda como factor de riesgo para los planes de crecimiento de la economía de Rusia, reporta Prensa Latina.
En el Kremlin, la situación no pasó inadvertida, mucho menos el impopular plan del eurogrupo sobre la quita de los depósitos bancarios, como condición para recibir el rescate financiero.
A la par de considerar un absurdo el plan impuesto a Nicosia, el primer ministro Dmitri Medvedev reclamó a Europa tomar en consideración para los próximos pasos los intereses de «otras partes», en clara referencia a su país.
Es que no solo están en riesgo las inversiones y todo el capital ruso que sostiene al sistema bancario chipriota, calculado en casi una cuarta parte de los depósitos (20 por ciento), sino también la salud financiera de Rusia.
Las reservas internacionales están sostenidas en un 41-42 por ciento en euros. Se ve con ojerizas el futuro de la divisa comunitaria, dada la frágil situación de España e Italia.
Esta nueva oleada de crisis de deuda, con el caso griego como precedente cercano, en opinión de analistas puede golpear la estabilidad del euro y generar un deterioro de la situación en toda la zona.
Quisiera ser optimista, pero me veo obligado a decir que es un motivo para reflexionar, recalcó.
Al respecto dijo Medvedev que si ocurrió en Chipre, por qué no puede ser posible también en otros países, donde existen problemas con las finanzas.
Con menos preocupación, el vicepresidente ministro del Gobierno, Igor Shuvalov, indicó que el ejecutivo no tiene un registro sobre las pérdidas de los inversionistas, pero negó que hayan recibido peticiones urgentes de ayuda.
Los bancos rusos podrían perder con la quita anunciada a los depósitos y las restricciones al movimiento de capitales unos 38 900 millones de euros, que incluyen fondos de filiales chipriotas y créditos «off shore», acorde con datos de la agencia Ria Novosti.
La suma de activos en bancos chipriotas fuera de la zona del euro asciende a 20 000 millones de euros, en tanto el peso de los depósitos superiores a 100 000 como promedio en las entidades bancarias es de un 55%, señala el periódico Kommersant.
Existe el criterio de que una reubicación de las compañías y el traslado de las inversiones a otra jurisdicción fuera de Chipre tendrían asimismo un efecto en la economía rusa, que dejaría de ingresar recursos frescos.
Con respecto a la asistencia crediticia de Rusia a Chipre, el presidente Vladimir Putin instruyó este lunes al Gobierno estudiar el esquema de reestructuración del empréstito concedido en 2011, de 2 500 millones de euros.
Putin descongeló la nebulosa que rondó las negociaciones celebradas la semana pasada en Moscú por el ministro chipriota de Finanzas, Michalis Sarris, para conseguir condiciones más flexibles en la devolución del préstamo.
Ninguna de las propuestas barajadas entre bambalinas se concretó durante la estancia de Sarris en Moscú. Ni la hipotética participación en la explotación de gas en un yacimiento chipriota, ni la oferta de una base militar rusa en esa isla del Mediterráneo, motivaron el interés ruso.
Parece más probable que Moscú conceda a Nicosia una prórroga del plazo a cinco años y una rebaja del 2,5 por ciento a los intereses del crédito.