ASUNCIÓN, junio 22.— El hasta ahora vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), acaba de ser nombrado como presidente interino de Paraguay luego de la ilegítima democión de Fernando Lugo, bajo el ropaje «legal» de la Constitución.
Aunque plagado de demagogia, su discurso de juramentación anunció malas nuevas para los paraguayos y la integración regional: recuperación de los predios —dijo, en velada alusión al despojo de tierras a los campesinos para retornarlas a los latifundistas—, y uso de «nuestra energía para industrializar al país».
«Me resisto a que el Paraguay tiene que ceder su energía a los países vecinos», declaró Franco, con lo que se pronunció contra los procesos integracionistas fomentados por el Gobierno de Lugo en torno a las hidroeléctricas de Yacyretá e Itaipú.
Aplausos y abrazos de los derechistas representantes de la oligarquía terrateniente paraguaya recibieron a Franco a su entrada al hemiciclo, apenas unos minutos después de que Lugo fuera sacado del poder por un verdadero golpe parlamentario, en una maniobra política que tuvo en la asunción de Franco, su corolario.
Mientras, carros lanza agua y bombas de gases lacrimógenas eran lanzadas contra los manifestantes que, en las afueras del Congreso, se pronunciaban contra la usurpación del poder y la ruptura de la democracia, y en repudio al nombramiento de Franco.
La defensa del destituido Fernando Lugo dijo que presentará un recurso de inconstitucionalidad contra el juicio político.
A primeras horas de la noche, Franco hacía su entrada al Palacio Presidencial para la oficial toma de la presidencia.
Desde Ecuador, el presidente Rafael Correa reiteró que lo ocurrido es totalmente ilegítimo y aseveró que su Gobierno no reconocerá a ningún ejecutivo paraguayo que no sea el de Fernando Lugo, independientemente de la decisión que este adoptó al acatar el fallo del juicio político.