Varios países han interrumpido sus labores consulares por el temor a un atentado en Saná, capital de Yemen Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
SANAA, ene 6.— Al menos 18 milicianos islamistas y cuatro soldados gubernamentales murieron en las últimas horas en Yemen, mientras el presidente Alí Abdulah Saleh sigue reconsiderando hoy su viaje a Estados Unidos en pleno proceso de transición.
Fuentes del Ejército yemenita confirmaron la pérdida de cuatro efectivos en combates con islamistas ligados a Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) en suburbios de Zinjíbar, capital de la provincia sureña de Abyan, tomada por los irregulares en mayo pasado.
El Gobierno de Yemen, ahora encabezado por el vicepresidente y mandatario en funciones, Abdo Rabbo Mansour Hadi, y el primer ministro interino Mohammed Basindwa, subrayó que AQPA es la ramificación más peligrosa de la red creada por el ya fallecido Osama Bin Laden.
Las autoridades en Sanaa volvieron a refutar acusaciones de círculos opositores de que el todavía presidente Saleh explota a su favor el rebrote del islamismo radical en el país, exponiéndolo a una guerra civil en la que ganan terreno sectores fundamentalistas.
Observadores locales ven complicado el panorama después de casi un año de revueltas populares y choques entre activistas y militares desertores afines a éstos con miembros de la Guardia Republicana, las Fuerzas Especiales de Seguridad y otros cuerpos armados estatales.
En un comunicado difundido aquí, el líder tribal, empresario y jefe del partido opositor Al-Islah, Hamid Al-Ahmar, volvió a exigir que se juzgue a Saleh por su presunta responsabilidad en la muerte violenta de cientos de manifestantes callejeros.
Al-Ahmar rechazó cualquier acción para que, en virtud del acuerdo suscrito en noviembre en la capital saudita, se conceda inmunidad judicial al mandatario, a cambio de su salida del poder y de propiciar la transición democrática.
La iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico, avalada por Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, suscitó nuevas protestas en las últimas semanas, de ahí que se baraje como una solución apartar a Saleh del escenario político nacional.
Washington afirmó que sigue estudiando la solicitud de visado del gobernante para tratamiento médico, opción que algunos analistas valoraron positiva en el sentido de que su salida de Yemen ayudaría a un clima más tranquilo para las próximas elecciones de febrero.
El gobierno norteamericano parece inclinarse a favor de que Saleh siga en Yemen mientras avance el proceso de transición.
Otros, en cambio, creen que el ahora estancado viaje dejaría peor parada a la Casa Blanca, al dar acogida a un político reclamado por violaciones de los derechos humanos y brutal represión a civiles.