David Cameron, primer ministro del Reino Unido, expresó que la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea depende de los acuerdos que se logren pactar en el Consejo Europeo. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 04:59 pm
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, expresaron este jueves en Tríploli respaldo al liderazgo rebelde, que todavía no controla plenamente Libia, pese a contar con apoyo militar de la OTAN, informa PL.
La visita de Sarkozy y Cameron provocó un reforzamiento de la seguridad en Trípoli donde una multitud de reporteros mostraron interés en cubrir la primera visita de gobernantes occidentales a esta capital desde que fue tomada por los insurgentes, el 21 de agosto.
Ambos estadistas, cuyos países lideran la agresión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), caracterizada por demoledores e indiscriminados bombardeos, se reunieron con dirigentes del autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT) para dar un espaldarazo a la pretensión de formar un gobierno provisional.
Fuentes del CNT señalaron que Sarkozy y Cameron visitarán también la ciudad oriental de Benghazi, cuna de la insurrección contra Muamar El Gadafi iniciada el 17 de febrero pasado.
Además de dialogar con el jefe del CNT, Mustafa Abdul Jalil, los mandatarios viajaron en un helicóptero francés a una zona capitalina para visitar un hospital y tienen previsto pronunciar sendos discursos en la Plaza Verde, ahora bautizada como Plaza de los Mártires.
Un portavoz del CNT aseguró a periodistas que los visitantes se desplazarán a Benghazi para reiterar sus ofrecimientos de ayudar a la prosperidad de la que definen como «nueva Libia», promoviendo sus particulares visiones de libertad, democracia y estabilidad.
La mayoría de los dirigentes rebeldes se trasladaron a Trípoli, pero su estructura de gobierno permanece aún en Benghazi, habida cuenta de sus limitaciones políticas y militares para dominar todo el vasto país.
Sarkozy fue anfitrión de una denominada conferencia de Amigos de Libia que convocó en París el 1 de septiembre y, en presencia de líderes del CNT, se analizó un inventario de necesidades de este devastado país y una primera repartición de áreas de influencia económica y de inversiones.
Durante la breve estancia, los estadistas prometieron levantar progresivamente las sanciones impuestas a Libia, y renovaron el ofrecimiento para mantener los bombardeos de la OTAN contra fuerzas de El Gadafi en los bastiones de Bani Walid, Sirte y Sabha.
El ministro francés de Finanzas, Francois Baroin, afirmó que las conversaciones se centraron más en consolidar la autoridad del CNT y aniquilar los «últimos bolsones (de resistencia) pro-Gadafi», que en suscribir contratos económicos o para la reconstrucción.
No obstante, Cameron anunció que Londres desplegará un equipo de militares británicos para asesorar a los rebeldes en materia de seguridad, y prometió devolver a Trípoli valores por 790 millones de dólares congelados al gobierno de El Gadafi.