Miles de venezolanos marcharon de la Plaza Sucre y se concentraron en la Plaza O’Leary para rechazar las sanciones impuestas por el Gobierno de Barack Obama a la empresa petrolera PDVSA Autor: Ismael Batista Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
CARACAS.— Caraqueños, varguenses, mirandinos, aragüeños y de otros Estados del país acudieron por miles este domingo, en apoyo a la industria petrolera PDVSA, columna vertebral de su economía y de las Misiones Sociales que benefician a toda la población, como lo han estado haciendo a diario desde que el Departamento de Estado norteamericano anunciara su reciente agresión económica contra la soberanía venezolana, que también afecta a otras seis empresas petroleras de varias naciones del mundo porque negocian con Irán y favorecen su programa nuclear.
Cantos y consignas, reflexiones claras, disposición de lucha, escuchamos en todo el recorrido y en cada punto de concentración a lo largo de la marcha, que arrancó desde el oeste de la ciudad y tuvo afluentes desde prácticamente cada espacio de esta capital, en un río humano firme, digno y combativo.
«Estados Unidos no es el dueño del mundo. Somos soberanos y hacemos con nuestro petróleo lo que nos dé la gana», así de sencillo expresaba su opinión un trabajador de PDVSA que además agregaba: «estoy aquí por Venezuela, por mi hijo y mi Presidente; que el señor Obama no crea que me va a quitar mi trabajo y nuestro petróleo».
«Estamos haciendo respetar nuestra soberanía», se pronunciaba Yajaira, la estudiante, «estamos defendiendo a Venezuela y también a los pueblos del mundo», aseguraba, mientras un representantes del Frente de Trabajadores y del Movimiento Manaure del Estado de Falcón, daba su respaldo al comandante-presidente enarbolando un cartel con el lema «PDVSA Con Chávez todo, sin Chávez nada».
Las banderas rojas de la Misión Ribas se unían a quienes, llegados desde el estado de Barinas, hacían patente su disposición de lucha en la Plaza Sucre, como también ocurría en Agua Salud, otro de los puntos de concentración desbordado por el pueblo.
Profesores y estudiantes de la Universidad Bolivariana de Venezuela manifestaban que son garantía de la Patria, y lo hacían con alegría y entusiasmo bajo el fuerte sol que alumbraba y calentaba más aún los corazones de quienes marchaban en Caracas. «Chávez, te amamos», decía una mujer de pueblo: «Ordena, que nosotras te obedecemos».
«No vamos a perder lo que hemos obtenido en estos 12 años de Revolución porque quiera el imperialismo», decían las del Movimiento Manuelita Sáenz, del populoso barrio de Petare, uno de los corazones de los cerros caraqueños. Era idéntico el propósito de Adrián González, procedente de Aragua, y del grupo que repudiaba al imperialismo en nombre del pueblo de Cojedes. «No admitimos injerencia de Estados Unidos, ni de cualquier otro», afirmaba una joven mirandina.
Un representante de los pueblos indígenas apuntaba: «Comandante, te apoyamos y te queremos. Cuenta con nosotros, porque amor con amor se paga».
«Estamos escribiendo historia en este momento, rodilla en tierra en defensa de nuestra independencia, soberanía y Revolución Socialista frente a los pitiyanquis, con el presidente Chávez hasta el 2021», aseguraba un dirigente estudiantil de Carabobo, lo que era ratificado por otro de la UNEFA de Falcón, haciendo sentir que es el presidente Hugo Chávez quien dirige la política internacional de Venezuela y el pueblo lo apoya.
«Viene una marea humana», nos anunciaba uno de los participantes en la gran marcha, cuya vanguardia iba llegando ya a la enorme escalera de El Calvario, junto a la Plaza O’Leary cuando era cerca de la una de la tarde (hora local), pero media hora más tarde todavía arribaban por miles a este punto final de concentración, histórica plaza que parecía pequeña para tanta gente dispuesta.
Están claros los venezolanos patriotas, los bolivarianos, con las pretensiones y propósitos de Estados Unidos y sus sanciones contra PDVSA: el imperio está iniciando una nueva escalada contra la Revolución Bolivariana, le teme a este apoyo popular que se traducirá en las elecciones de 2012 en la permanencia de Chávez y de los humildes en el Palacio de Miraflores y, con ellos, de este proceso dirigido al socialismo. Quiere también Washington dividir a la Organización de Países Exportadores de Petróleo(OPEP), debilitarla y enterrarla; provocar nuevos conflictos en la región y romper la unidad de América Latina y el Caribe.
Sin embargo, el tiro les sale por la culata. De la América Nuestra, también puesta de pie, llegaba la solidaridad por los mensajes de gobiernos hermanos, de los integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), desde Cuba, cuya representación misionera trabaja y sirve a diario a Venezuela. La decisión de sus pueblos para forjar la unidad ondeaba en banderas de países de la región unidas al colorido que daban a esta multitudinaria marcha y concentración las franelas rojas de venezolanos y venezolanas ostentando la consigna que los mueve: ¡Venezuela se respeta! «Comandante, estamos contigo defendiendo esta Patria», fue un grito resuelto que se escuchó en la Plaza y comenzó la fiesta con la canción de Carlos Puebla al Che y con la alegría del joropo, cuando pasadas la una y media de la tarde, sin que hubieran arribado todos, se iniciaban los discursos en una forja de unidad, porque ese era el llamado principal.
Cindy Sheehan llevó la solidaridad del pueblo de Estados Unidos.
Una primera oradora traía la solidaridad del verdadero pueblo estadounidense, la luchadora antibelicista Cindy Sheehan, quien agradecía que el gobierno de Hugo Chávez use la renta petrolera en beneficio de su pueblo —dando salud y educación que les niega el gobierno de EE.UU.—, política de justicia social bolivariana que se había extendido a la gente más pobre mediante la compañía petrolera venezolana Citgo, la cual ha beneficiado —dijo— a más de 250 000 estadounidenses de bajos recursos, y los ha ayudado a sobrevivir en estos tiempos difíciles.
Somos sindicalistas, maestras y maestros, activistas por la paz, madres, abuelos, líderes indígenas y representamos aquí a miles y miles de estadounidenses. Demandamos que Washington suspenda de inmediato las sanciones contra Venezuela. Su soberanía y sus derechos deben ser respetados. Estamos en contra del imperialismo, puntualizaba la luchadora norteamericana.
De Chile llegaba la solidaridad de los parlamentarios de izquierda denunciando una agresión que es contra toda América Latina, contra los países del ALBA.
Hablaron la dirigente nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Cilia Flores, el presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Rojas, y el diputado Aristóbulo Istúriz, quienes aseguraron la defensa de la PDVSA del pueblo y de la política exterior del presidente Hugo Chávez, la cual rompió el mundo unipolar.
El llamado es a la unidad para enfrentar la agresión
Fue el último orador Rafael Ramírez, ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA, quien explicó claramente las pretensiones del imperio, su debilidad y su insaciable interés de apoderarse de todo el petróleo del mundo, porque tiene un serio problema energético, una intención que impide el liderazgo de Venezuela entre los países productores de crudo, organizados en la OPEP.
Denunció que en busca del hidrocarburo el imperialismo invadió Iraq, bombardea a Libia y hostiga a la República Bolivariana de Venezuela, porque es el país con las mayores reservas de petróleo del planeta y Estados Unidos lo quiere todo. Por eso «nos han agredido permanentemente en busca de nuestro petróleo, y esta no es la primera agresión». Recordó el golpe de Estado y el posterior sabotaje a la industria petrolera.
«Pero viene la lección; el imperialismo nos subestima», subrayó Ramírez, quien destacó que la Revolución Bolivariana ha rescatado el petróleo para ponerlo al servicio del pueblo. Es ahora un instrumento de liberación; construye salud, educación, vivienda y trae justicia para todos.
Denunció a la oligarquía venezolana, convertida en agente del imperialismo, que cuando controlaba el petróleo lo estaba entregando y ahora no fue capaz de respaldar la resolución de la Asamblea Nacional en defensa de la principal industria del país.
Ramírez expuso y explicó el alcance verdadero de las tres sanciones impuestas para tratar de paralizar la industria matriz venezolana y las respondió: Venezuela hace tiempo que no usa ni depende de los dineros de la banca norteamericana; hace tiempo que no tiene contratos con el gobierno del imperio; y valoran el impacto que puede tener la medida de que no van a suministrar tecnología. No vamos a dejar arrastrarnos a una provocación de la ultraderecha norteamericana. Somos el país agredido y evaluaremos qué hacer con este tema de las sanciones. Todo a su tiempo —apuntó—, al tiempo que afirmaba que aunque el imperialismo había tirado con todo, Venezuela está más fuerte que nunca y por eso son importantes las relaciones que mantiene con todos los países del mundo.
Dijo, además, que la respuesta dada hasta ahora es política, popular, contundente, significativa, y que deja claro que la mayoría de los venezolanos defienden la soberanía, la revolución bolivariana y a la nueva PDVSA, a la que calificó de herramienta de la Revolución, pero dejó claro que el llamado es a la unidad de todo el pueblo, en una batalla que va a llevarlo hacia la liberación, hacia el socialismo y es por la justicia social. Por eso, añadió, se necesita el control de la industria petrolera para que sus recursos vayan al pueblo, ocasión en que saludó a todas las misiones y misioneros.
Durante la alocución del ministro Rafael Ramírez, el líder de la Revolución y presidente de Venezuela, Hugo Chávez, envió sus palabras de ánimo y reconocimiento al pueblo, a las mujeres y trabajadores presentes en la Plaza O’Leary, mediante mensajes de twitter que fueron leídos y aclamados por la multitud que hacía justa la decisión de dar esta batalla con coraje, dignidad, entereza y valentía, porque ¡Venezuela se respeta!