Inauguración de la Biblioteca donada por el Ministerio para la Cultura de Venezuela a la Embajada de la República de Cuba. Autor: Ismael Batista Publicado: 21/09/2017 | 05:08 pm
CARACAS.- Sencillo acto para un acto grande, el de los conocimientos. Y con razón, se inició con unas décimas con tonadas espirituanas dedicadas a Simón Rodríguez o Samuel Robinson, el maestro de Bolívar, y la lectura de sus consejos sobre la educación de los niños, interpretadas por colaboradores artísticos de la Misión Cultura Corazón Adentro, porque se trataba de la inauguración de la Biblioteca donada por el Ministerio para la Cultura de Venezuela a la Embajada de la República de Cuba.
En sus palabras de agradecimiento, el embajador Rogelio Polanco significó la trascendencia del acontecimiento que ejecutaba una idea, y el valor de ese pensamiento que mueve la vida y las cosas, quien lo pensó hace apenas unos días ya lo convertía en realidad, al ministro venezolano para la Cultura, Francisco «Farruco» Sesto.
Consideró el diplomático que con esa instalación -que cuenta con cientos de libros de lo mejor de la literatura y del pensamiento de de esta América Nuestra-, la sede quedaba cada vez con espacios más pequeños, porque todos estaba ocupados por los lazos entre Cuba y Venezuela, pero los libros caben siempre en todas partes.
Los estantes están llenos de la riqueza cultural y solo es el comienzo de una idea que va más allá de la instalación diplomática, dijo Polanco, quien señaló que esta iniciativa debe llegar a cada lugar donde están los colaboradores cubanos, los que debían aprovechar cada minuto de su estancia aquí para enriquecer su cultura.
El ministro Farruco, con igual sencillez, aseguró que no se podían dar las gracias por un gesto que en sí es el agradecimiento venezolano a los miles de cubanos que están acá en Venezuela y dejan atrás familia y casa. Es, afirmó, un agradecimiento por el encuentro de los hechos, de la vida real, y consideró que efectivamente esto era tal vez el germen de una posibilidad mayor y la idea es multiplicarla porque va a ayudar al crecimiento espiritual a los cubanos aquí al que están obligados a acompañar.
Recordó que en una visita suya a Pinar del Río conoció precisamente en una biblioteca escolar la frase de Fidel: «No le decimos a nuestro pueblo cree, le decimos lee», y también que constantemente el presidente Chávez dice: «Lectura, lectura y más lectura», por tanto estaban cumpliendo esa línea que también los une.
Todo terminó igual de sencillo, en diálogo que se hizo colectivo, entre libros y de libros, con el compromiso reiterado nuevamente de que esta idea será multiplicada en un sinfín de pequeñas bibliotecas y bajo la premisa citada con la anuencia de todos: Una revolución solo puede ser hija de la cultura y de las ideas.
Y en la mesa de lectura y sobre la estantería que alberga todos los saberes contemplaban el mediodía apacible de este jueves último de abril, las pequeñas estatuillas que atrapaban toda la grandeza de Bolívar y Martí.