Marcha de los estudiantes durante la clausura del XVII Festival. Autor: Diony Sanabia Publicado: 21/09/2017 | 05:04 pm
PRETORIA, Sudáfrica, 21 de diciembre.— La denuncia contra el imperialismo y su expansión militar retumbó en los jardines del Union Building, sede del Gobierno de Sudáfrica, cuando miles de jóvenes llegaron a ese lugar en una marcha compacta, para clausurar el XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que sesionó en esta capital desde el 13 de diciembre.
Las delegaciones marcharon en bloques por toda la avenida Church, una de las principales de la ciudad, para reunirse frente a uno de los lugares más emblemáticos de la historia sudafricana, con el propósito de cerrar la cita que durante ocho días reunió a unos 15 000 jóvenes de diferentes partes del mundo, con el gran objetivo de construir estrategias de lucha contra el imperialismo.
En la Declaración final del Festival, los jóvenes alertaron sobre el incremento de la presencia de Estados Unidos en África, a través de su comando militar para esta región.
Las deudas externas y los déficits, una realidad de muchos países, son el resultado de las políticas seguidas por las fuerzas capitalistas, se destacó en el texto, al precisarse que en el sistema imperialista internacional no hay lugar para las relaciones de igualdad y respeto mutuos entre las naciones.
La denuncia también señaló al Tribunal Penal Internacional por su ataque a líderes africanos, así como por todas las campañas mediáticas promovidas por el imperialismo para desestabilizar la región.
El XVII Festival condenó enérgicamente la ocupación del Sahara Occidental por parte de Marruecos, y defendió el derecho de ese pueblo a la autodeterminación, al tiempo que exigió a Occidente acabar con sus sanciones y castigos a Zimbabwe.
Los delegados a esta cita denunciaron las políticas intervencionistas del imperialismo, la instalación de sus bases y misiones militares en América Latina y la reactivación de la cuarta flota, cuyo objetivo es reforzar la ofensiva contra los procesos revolucionarios que representan una alternativa histórica.
El documento también exigió el levantamiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la libertad para los Cinco.
El protagonismo de la Isla en la organización de estos eventos fue resaltada ante los miles de congregados en los jardines del Union Building, cuando se dijo que Cuba no solo había sido sede del Festival en dos ocasiones, sino que al preparar el de 1997 ayudó a ese movimiento a retomar su cauce.
El mensaje solidario llegó al pueblo puertorriqueño en su lucha por la autodeterminación y al haitiano, sumergido en una precaria situación debido al colonialismo.
Los jóvenes también denunciaron las prácticas racistas de Israel, que acude al asesinato y a la expulsión de los palestinos y otros árabes de sus tierras, y apoyó el establecimiento de un Estado palestino con su capital en Jerusalén, de conformidad con las resoluciones de la ONU.
«Es momento de continuar la lucha por el desarrollo juvenil y por nuestros valores económicos, sociales y culturales. Construiremos un futuro de justicia, igualdad, paz, esperanza y alegría para la humanidad», se dice en el texto.
El futuro de una nueva etapa de la historia está en nuestras manos y depende de los pueblos, de las masas trabajadoras, de la juventud mundial y su poder de transformación para construir un mundo de paz y solidaridad, donde el poder y la riqueza producida sea propiedad de los pueblos, proclama.
Luego de la lectura de la Declaración, Tiago Vieira, presidente de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, destacó el éxito de este Festival, y exhortó a continuar la lucha contra las políticas imperialistas y a favor de la soberanía de los pueblos, así como por la defensa del pleno derecho a la educación, la salud, el deporte y la cultura.
Mientras, Julius Malema, presidente de la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano, convocó a la unidad de los pueblos para mantener la soberanía.