Dilma Rousseff y José Serra definen este lunes las estrategias a seguir en la campaña proselitista para la disputa de la presidencia brasileña en la segunda vuelta, a realizarse el próximo día 31.
Aunque la candidata por el Partido de los Trabajadores (PT, en el gobierno), Dilma Rousseff, ganó las primera vuelta de las elecciones generales efectuadas ayer en Brasil, sus cerca de 47 por ciento de votos válidos no resultaron suficientes para convertirse en la primera presidenta de este inmenso país suramericano.
Para imponerse en unos comicios en Brasil es necesario conseguir mayoría simple, es decir el 50 por ciento más uno de los sufragios válidos emitidos. Pero con ese porcentaje, Dilma superó en algo más de 14 por ciento a Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que obtuvo poco más del 32,6 por ciento.
Hasta tres semanas antes de los comicios de este domingo todas las encuestas daban a Dilma como la ganadora en la primera vuelta, pero 15 días antes comenzó un descenso de la preferencia de los electores brasileños por la candidata petista, al punto que unos días antes, las consultas preveían ya un posible segundo turno.
Esos últimos vaticinios se corroboraron en las urnas, impulsados también por un sorprendente buen desempeño de la candidata por el Partido Verde (PV), Marina Silva, que conquistó el tercer puesto con algo más del 19,3 por ciento de los votos válidos.
Precisamente, Marina -militante del PT hasta finales del año pasado- fue la opción de la derecha brasileña, apoyada por los grandes medios de prensa, para restarle votos a Dilma y facilitar así el triunfo de Serra. Aunque no consiguieron ese objetivo, al menos lograron llevar la definición a un segundo momento.
En Brasil resulta común que las elecciones presidenciales se definan en una segunda vuelta, pues ni siquiera el popular y carismático Luiz Inácio Lula da Silva pudo vencer en el primer turno de los comicios de 2002, cuando fue electo presidente por primera vez, y 2006, cuando fue reelecto.
Ahora a esperar cuáles serán las nuevas tácticas a emplear por Dilma y Serra a partir de mañana, cuando podrán reanudar las campañas proselitistas para captar los sufragios de los cerca de 21 millones de electores que votaron ayer por Marina (más de 19 millones 632 mil) y los demás seis candidatos presidenciales.
También el de los más de 24 580 000 que este domingo se abstuvieron de concurrir a las urnas, a pesar de que la votación es obligatoria en Brasil. No obstante, los electores pueden justificar su ausencia antes y hasta 60 días después de la jornada comicial.
Por lo pronto, Dilma adelantó anoche que enfrentará el segundo turno con mucha garra y mucha energía, mientras Serra aseveró que va a la lucha y a la victoria.